Juzgar a los jóvenes sin saber el contexto donde viven, no tiene sentido; pues sus intereses, al igual que los adultos, están mediados por condicionamientos socio-económicos-culturales. Sus búsquedas están mediadas por un innumerables oportunidades que le ofrece el mercado.Ante tantas alternativas muchos jóvenes no saben que elegir; nisiquiera el modo de cómo hacer el bien. ¿Será que quiero ser misioner@? ¿Será que quiero colaborar con la cruz roja? Siempre la afirmación es esta: "Quiero ayudar pero no sé cómo hacerlo?
Ante estas interrogantes el jóven que siente su llamado a la vida religiosa se confunde entre "el llamado a una vida de mayor intimidad (amistad) con Dios" y el simple hecho de ayudar a hacer el bien.
Sólo un sano discernimiento y una ayuda oportuna podrá ayudar a una desición a tiempo y adecuada; tomando en cuenta los talentos que posee, las habilidades, los deseos de hacer el bien, y sobre todo el proyecto de Dios para cada persona.
"Con Dios lo podemos todo, sin él no podremos hacer nada". El hacer la voluntad de Dios, es lo que te hará realizarte como persona, como profesional, como hijo de Dios, como cristiano y como amigo. Es decir, escuchar a Dios y obedecerle es aquello que te hará feliz, pues él que nos conoce más que nosotros mismos nos conocemos, sabe lo que nos conviene y nos da las herramientas para alcanzar nuestra propia felicidad
Para reflexionar:
- Te has preguntado ¿Qué quieres hacer en tu vida?
- ¿Cuáles son los dones que Dios te ha regalado y con los cuales puedes hacer el bien?
- ¿Te has preguntado si Dios tiene un proyecto de vida para tí?
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