Adviento tiene que ver con esperar, esperar el cumplimiento de la promesa, esperar la llegada del anunciado, del Mesías.
- Cuando hablamos de esperanza nos parece que es una cosa más, una virtud más, del montón: esperanza, valentía, caridad, constancia, etc. Una más.
- Incluso creemos que lo de la esperanza no es problema para nosotros. Sin embargo yo estoy seguro de que si hacemos un test entre nosotros, resultaría, para sorpresa nuestra, que tenemos una esperanza impresionantemente pequeña.
- Los altos niveles de depresión , ansiedad, angustia y tristeza de esta sociedad y de esta vida cristiana nuestra, tienen que ver con la poca densidad de nuestra esperanza.
- La actitud de esperar es constitutiva de la personalidad del cristiano.
- En el fondo podemos decir que la misión de Jesús fue traer la esperanza a los desesperanzados. A los que se les priva normalmente de la esperanza: a los pecadores, ignorantes, enfermos, muertos, empobrecidos, etc.
- En esta cultura en la que vivimos actualmente no se espera nada. Se vive de lo que está aquí. No se confía en nadie. No se deja nada para el futuro. No se espera que vayan a darse cambios que merezcan la esperanza.
- Eso no es cristiano. Quizá por eso es que cuesta tanto hablar del verdadero cristianismo. El cristianismo es una religión de futuro, de esperanza.
- Lo que nos diferencia a los seguidores enamorados de Jesús con respecto a otros que no lo siguen a él, es que nosotros esperamos que lo más importante, central y definitivo de nuestra vida nos vendrá de Él: el sentido, la realización, la felicidad. Los otros esperan esas cosas, con o sin razón, de otras realidades. De manera que lo que divide entre sí a los humanos es en dónde han puesto su esperanza radical.
- Estamos hablando lógicamente de la Esperanza en grande. Esperanza en grande por dos cosas:
- 1. Esperar las cosas más grandes como por ejemplo, un mundo que valga la pena, una sociedad sin miseria, la vida abundante, la propia felicidad, el propio crecimiento, la realización de los sueños más ambiciosos.
- 2. Y esperar sin garantías, sin pruebas. Basado solo en una palabra. La palabra de Dios.
- En la experiencia histórica de Jesús lo que Jesús promete, o sea, lo que expone a nuestra esperanza es proporcionalmente mayor que lo que muestra como presente. La palabra de Jesús es un paquete de promesas que se cumplen en la medida en que las esperamos activamente.
Para la reflexión:
- Cual es la fuerza de mi esperanza.
- En qué medida si espero que se cumplirán o ya se están cumpliendo en mí.
- En qué creo yo que se va concretizando el cumplimiento de todas estas promesas.