sábado, 25 de octubre de 2008

Mi historia vocacional: Él es más grande que todos nuestros límites.


Mi historia vocacional es la historia de amor entre Dios y yo. En mi propia historia descubrí como Ama Dios. Saberme profundamente amada por Él despertó en mí grandes deseos de conocerlo más y más; de pasar más tiempo con Él; de entablar intimidad con Él. Poco a poco Él fue ganando terreno en mí, y fue conquistando mi corazón.

Él empezó a cuestionar mis comodidades, así yo iba descubriendo insatisfacciones en mi interior. Nada de lo que tenía, ni de lo que había alcanzado me parecía lo suficiente. Yo quería más. Y ese más no lo encontraba en las cosas, en las personas. A nivel material tenía lo que me había propuesto y un poco más; superficialmente podía decir que lo tenía todo. Sin embargo me falta “un no se qué” que era importante para mi felicidad. Fue así que descubrí que sólo en Dios se podían colmar mis ansias de infinito. En la donación total de mi ser, en la actitud de servicio y de plena disponibilidad.

También, Él puso en mi corazón el cómo y el dónde. Viviéndolo para comunicarlo, como el Camino, la Verdad y la Vida, a través de los medios de comunicación social, particularmente dentro de la congregación de las Hijas de San Pablo (Paulinas). No fue que Él envió un Arcángel para que me lo comunicara, sin embargo, experimentaba una gran serenidad en mi corazón con respecto a esto que me hacía reconocerlo como el deseo de Dios en mí.

El seguimiento de Jesús no es fácil, pero, así son las cosas valiosas. Sin embargo, su Gracia viene siempre en ayuda de nuestra debilidad. Lo importante es decirle que sí, como María y como tantos otros, muy a pesar de nuestros miedos, mejor dicho, con todos nuestros miedos. Pues Él es más grande que todos nuestros límites.

Mi experiencia en el noviciado

En estos casi dos meses de noviciado, me he sentido conducida a recorrer un camino de abandono, de confianza y de libertad. Veo con mayor claridad la inmensidad de la vocación que he recibido y que acojo con inmensa gratitud. Las exigencias de la vida paulina son altas, puesta la meta es la santidad, es la plena configuración de la vida en Cristo. Se dice y se escribe rápido, el vivirlo implica bastante. Sin embargo yo lo quiero todo, no puedo conformarme con poco.


Este periodo de mayor intimidad con el Maestro me ha conducido a la certeza de que Él siempre acompañara y dirigirá hacia sí, mis pasos. Sueño con pertenecerle totalmente. Y con que en mí se realice la segunda Encarnación del Verbo, como hace mucho tiempo lo vivió María. Por mis propias fuerzas es imposible, pero cuento con su gracia que se manifiesta con total plenitud en mi debilidad. Simona Rosario, Novicia de las Hijas de San Pablo

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Beato Santiago Alberione - Fundador de las Hijas de San Pablo (Paulinas)

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Beato S. Alberione