Jamás había pensado en la posibilidad de que como mujer me podía realizar siendo religiosa. Tenía 27 años, finalizaba mi carrera universitaria, Contaduría Pública, cuando Jesús me tomó por sorpresa.
Asistía a la catequesis de Confirmación, con todos mis hermanos (somos 4 en total, 3 hembras y un varón) y cuando nos presentaron a nuestras futuras catequistas, 4 novicias del San José de Tarbes, yo llegue a preguntarme cuando las vi: ¿Qué pasa por la cabeza de una mujer para castrar su vida de ese modo? Nada más lejano de la verdad. La presencia de las hermanas comenzó a cuestionarme sobre el sentido de mi vida y lo que quería hacer con ella, o mejor que quería Dios que yo hiciera.
No fue fácil aceptar que Dios me pedía un compromiso más radical en mi vida; que no sólo debía participar en la parroquia, ser catequista, asistir a misa y comulgar casi a diario.
No fue fácil aceptar que Dios me pedía un compromiso más radical en mi vida; que no sólo debía participar en la parroquia, ser catequista, asistir a misa y comulgar casi a diario.
Dios me pedía la donación total de mi vida en servicio a mis hermanos, lo que contrastaba fuertemente con mis deseos y sueños: formar una familia, una hija, un apartamento, carro, viajes, etc, etc, etc. Pero Dios cuando te llama no se deja ganar en generosidad, y si tú en disponibilidad le respondes si, te entrega una maleta donde está todo lo necesario para caminar en su seguimiento.
En mi búsqueda vocacional me ayudaron muchas personas, ángeles que Dios puso en mi camino para mostrarme lo que Él deseaba para mí. Conocí a las hnas Paulinas en junio de 1998, participe en un retiro vocacional con ellas en agosto y sentí que era allí donde el Señor me quería: evangelizar con los medios de comunicación, usar dichos medios para el bien de las personas.
En mi búsqueda vocacional me ayudaron muchas personas, ángeles que Dios puso en mi camino para mostrarme lo que Él deseaba para mí. Conocí a las hnas Paulinas en junio de 1998, participe en un retiro vocacional con ellas en agosto y sentí que era allí donde el Señor me quería: evangelizar con los medios de comunicación, usar dichos medios para el bien de las personas.
Inicié el aspirantado en enero de 1999. El 15 de marzo del 2003 hice mi primera profesión, y el 18 de septiembre del 2010 serán mis votos perpetuos, diré si a Dios de forma definitiva. Me siento muy feliz, comprendo que Dios desde entes de nacer te entrega una misión para realizar en el mundo, y que cada uno se puede realizar como persona, buscando concretizar aquello a lo que es llamado a ser desde la eternidad.
Hna Maury Ibarra, hsp