A los 20 años era modista sencilla y humilde con grandes deseos de entrega y servicio. El P. Alberione me invitó a trabajar junto con otras jóvenes con " la buena prensa". Intuí que la propuesta del P. Alberione respondía a mis anhelos de consagrarme a Dios y acepté; descubriendo, en esto el llamado de Dios a entregar mi vida al servicio del Evangelio. Era el 15 de Junio de 1915.
Cuando hice la profesión religiosa tomé el nombre de "Tecla" en memoria de la primera discípula de San Pablo. En aquel momento, el fundador me eligió para acompañar, ser guía y madre de la naciente Congregación de las Paulinas. Con fe heroica y confianza incondicional emprendí el misterioso camino siendo fiel colaboradora del Padre Santiago Alberione.
El Sí que pronuncié cambió el rumbo de mi vida y un nuevo capítulo se comenzó a escribir en el siglo XX, un capítulo destinado a la mujer: Paulinas, mujeres consagradas a Dios en el mundo de la comunicación. Animaba a mis hijas en esta hermosa misión y les decía: " Prestemos nuestros pies al Evangelio, que corra y se extienda", y les compartía lo que tenía en lo profundo de mi corazón "Quisiera tener mil vidas para dedicarlas a este noble apostolado: predicar el Evangelio con los medios de comunicación".
Con el Sí que di, nacieron luego otros muchos Sí que hoy conforman lo que son las Hijas de San Pablo.
Tecla Merlo muere en Albano el 05 de febrero de 1964. Cuando falleció la Congregación ya estaba presente en 24 naciones de los cinco continentes. La hermana Tecla Merlo, profundamente contemplativa en la acción y activa en la contemplación, dejó a las hermanas Paulinas un camino abierto de santidad heroica. La Iglesia reconociendo la heroicidad de su vida la ha proclamado Venerable.
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