“La oración es la voz del pobre que implora… del Hijo que se dirige al Padre. La oración establece un equilibrio divino entre el débil y el poderoso; es necesaria como la respiración al alma, el agua a la planta, el alimento a la vida. La oración es la energía de la vida, es la alegría del corazón. La oración es necesaria para todos los anunciadores de la Palabra, para todos los comunicadores”.
(Don Alberione)
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