Cuando un ganador comete un error, dice: "Yo me equivoqué". Cuando un perdedor comete un error, dice: "No fue mi culpa".
Un ganador trabaja más fuerte que el perdedor y tiene más tiempo; un perdedor siempre está "muy ocupado" para hacer lo necesario.
Un ganador enfrenta y supera su problema, un perdedor le da vueltas y nunca logra pasarlo.
Un ganador se compromete; un perdedor hace promesas.
Un ganador dice: "Yo soy bueno, pero no tan bueno como a mí me gustaría ser".
Un perdedor dice: "Yo soy tan malo como lo es mucha otra gente y otros son peor que yo".
Un ganador escucha, comprende y responde. Un perdedor solo espera hasta que le toque su turno de hablar.
Un ganador respeta a aquellos que son superiores a él y trata de aprender algo de ellos. Un perdedor se resiente con aquellos que son superiores a él y trata de encontrarles defectos.
Un ganador se siente responsable por algo más que su trabajo; un perdedor no colabora y siempre dice: "Yo solo hago mi trabajo".
Un ganador dice: "Debe haber una mejor forma de hacerlo". Un perdedor dice: "Ésta es la manera en que siempre lo hemos hecho".
Un ganador como tú, comparte este mensaje con sus amigos. Un perdedor es egoísta y se lo guarda para sí mismo.
Y tú, ¿con quién de los dos te identificas?
Autor: Elmer Ponce
Fuente: Vitaminas diarias para el espíritu 2. Editorial Paulinas
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