viernes, 29 de mayo de 2009

María Reina de los Apóstoles, en la Vispera de Pentecostés

El cristiano es alguien que ha respondido a una llamada a la santidad y al apostolado. ‘Apóstol’ es una palabra griega que significa ‘enviado’. Cristo es ‘apóstol del Padre’, porque el Padre lo envió. Él nos ha contado todo lo que sabe de su Padre Dios. Después de resucitar, les dijo a los discípulos: “Como el Padre me envió, también yo os envío” (Jn 20,21). Desde ese momento, la Iglesia es ‘apostólica’, misionera. Tiene como principal deber anunciar a Cristo a todos.

María es modelo de esa Iglesia que porta a Cristo a los demás. Antes del nacimiento de Jesús, cuando lo lleva en su vientre, visita a Isabel (cf. Lc 1,39-56), y le lleva la alegría del evangelio. Ella lo muestra también a los pastores y a los magos. De forma especial, después de la resurrección, está presente en la primera comunidad cristiana, unida a la oración de los apóstoles, que esperan el Espíritu Santo en Pentecostés. El Espíritu Santo es la fuerza principal que impulsa a la Iglesia a ser misionera. Por todo esto, la Iglesia entera y cada uno de los cristianos hemos estado seguros de la presencia de María al lado de cada misionero y de cada evangelizador. Por esta razón, llamamos a María ‘Reina de los Apóstoles’.
Dios todopoderoso,
que derramaste
al Espíritu Santo
sobre los apóstoles,
reunidos en oración con María,
concédenos,
por intercesión de la Virgen,
entregarnos fielmente
a tu servicio
y proclamar
la gloria de tu nombre
con testimonio
de palabra y de vida.
Como Familia Paulina celebramos junto a toda la Iglesia la fiesta de María Reina de los Apóstoles el sábado anterior al domingo de Pentecostés.

domingo, 17 de mayo de 2009

Buscad las cosas de arriba

Si has sido resucitados con Cristo, busca las cosas de arriba, donde Cristo está sentado a la diestra de Dios. Pon el corazón en las cosas del cielo, no en las de la tierra. Pues, del mismo modo que él subió sin alejarse por ello de nosotros, así también nosotros estamos ya con él allí, aunque todavía no se haya realizado en nuestro cuerpo lo que se nos promete.

Él ha sido elevado ya a lo más alto de los cielos; sin embargo, continúa sufriendo en la tierra a través de las fatigas que experimentan sus miembros. Así lo atestiguó con aquella voz bajada del cielo: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Y también: Tuve hambre y me disteis de comer. ¿Por qué no trabajamos nosotros también aquí en la tierra, de manera que, por la fe, la esperanza y la caridad que nos unen a él, descansemos ya con él en los cielos? Él está allí, pero continúa estando con nosotros; asimismo, nosotros, estando aquí, estamos también con él. Él está con nosotros por su divinidad, por su poder, por su amor; nosotros, aunque no podemos realizar esto como él por la divinidad, lo podemos sin embargo por el amor hacia él.

Él, cuando bajó a nosotros, no dejó el cielo; tampoco nos ha dejado a nosotros, al volver al cielo. Él mismo asegura que no dejó el cielo mientras estaba con nosotros, pues que afirma: Nadie ha subido al cielo sino aquel que ha bajado del cielo, el Hijo del hombre, que está en el cielo. Esto lo dice en razón de la unidad que existe entre él, nuestra cabeza, y nosotros, su cuerpo. Y nadie, excepto él, podría decirlo, ya que nosotros estamos identificados con él, en virtud de que él, por nuestra causa, se hizo Hijo del hombre, y nosotros, por él, hemos sido hechos hijos de Dios.

En este sentido dice el Apóstol: Lo mismo que el cuerpo es uno y tiene muchos miembros, y todos los miembros del cuerpo, a pesar de ser muchos, son un solo cuerpo, así es también Cristo. No dice: "Así es Cristo", sino: Así es también Cristo. Por tanto, Cristo es un solo cuerpo formado por muchos miembros. Bajó, pues, del cielo, por su misericordia, pero ya no subió él solo, puesto que nosotros subimos también en él por la gracia. Así, pues, Cristo descendió él solo, pero ya no ascendió él solo; no es que queramos confundir la divinidad de la cabeza con la del cuerpo, pero sí afirmamos que la unidad de todo el cuerpo pide que éste no sea separado de su cabeza."

De los Sermones de San Agustín, obispo

(Sermón Mai 98, Sobre la Ascensión del Señor, 1-2; PLS 2, 494-495)

sábado, 9 de mayo de 2009

Bendición para las madres

Padre Celestial: Te damos gracias por nuestras madres a las que tu les has confiado el cuidado precioso de la vida humana desde su inicio en el vientre.

Tú has dado a la mujer la capacidad de participar contigo en la creación de nueva vida. Haz que cada mujer puede llegar a comprender el pleno significado de esta bendición, que le da una capacidad ilimitada de amor desinteresado a todos los niños.

Mira a cada madre que está esperando un hijo, fortalece su fe en Tu paternal cuidado y amor para ella y para su feto. Dale valentía en tiempos de miedo o dolor, la comprensión en los momentos de incertidumbre y duda, y la esperanza en tiempos de problemas. Concédele alegría en el nacimiento de su hijo.


Bendice a las madres a quienes les has dado el gran privilegio y la responsabilidad de ser de un niño el primer maestro y guía espiritual. Haz que todas ellas pueden dignamente fomentar la fe de sus hijos, siguiendo el ejemplo de María, Isabel, y otras santas mujeres que siguen a Cristo.

Ayuda a las madres a crecer diariamente en el conocimiento y la comprensión de Tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, y concédeles la sabiduría para difundir este conocimiento fielmente a sus hijos, y a todos los que dependen de ellas.

Ayudar a todas las "madres espirituales", quienes, a pesar de que no pueden tener hijos propios, desinteresadamente, sin embargo, están al cuidado de los hijos de los otros - de cualquier edad y estado de vida. Que puedan conocer la alegría de cumplir este maternal llamado de la mujer, tanto en la enseñanza, la enfermería, la vida religiosa, o en otro tipo de trabajo que reconoce y promueve la verdadera dignidad de todo ser humano creado en su imagen y semejanza.

Nosotros te pedimos que envíes el Espíritu Santo, el Consolador, a las madres de los niños que han muerto, están enfermos o separados de sus familias, o que se encuentren en peligro o problemas de cualquier tipo. Ayuda en el duelo a las madres a confiar en Tu misericordia y la ofrenda paternal de amor para todos sus hijos.

Pedimos tu bendición sobre todas aquellos a quienes le has confiado la maternidad. Que Tu Espíritu Santo constantemente las inspire y fortalezca. Que nunca dejen de seguir el ejemplo de María, madre de Nuestro Señor, y de imitar su fidelidad, su humildad y su amor oblativo. Que las madres pueden recibir su gracia abundantemente en esta vida terrena, y que esperen participar de la alegría eterna en Tu presencia en la vida por venir.

Te lo pedimos por nuestro Señor y Salvador, Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, mundo sin fin. AMEN.

jueves, 7 de mayo de 2009

Vocaciones y oración

El miércoles 16 de abril de 2008, el Papa Benedicto XVI dirigió un importante discurso a los obispos de Estados Unidos, en el Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de Washington.

Al final de su discurso, el Papa afrontó tres preguntas formuladas por los obispos. La tercera tocaba un tema básico en la vida de la Iglesia: la disminución de vocaciones.

Benedicto XVI respondió con una actitud fraterna y confiada. Explicó, al inicio, que la capacidad de suscitar vocaciones al sacerdocio y a la vida religiosa es un signo seguro de la salud de una Iglesia local. A este respecto, no queda lugar para complacencia alguna. Dios sigue llamando a los jóvenes, pero nos corresponde a nosotros animar una respuesta generosa y libre a esa llamada.

Desde el texto de Mt 9,37-38, el Papa recordó la importancia de rezar al Dueño de la mies para que envíe operarios a su mies. Parecerá extraño, pero yo pienso muchas veces que la oración -el unum necessarium- es el único aspecto de las vocaciones que resulta eficaz y que nosotros tendemos con frecuencia a olvidarlo o infravalorarlo.


¿De qué oración se trata? Benedicto XVI aclaró en seguida de que no se trata sólo de la oración por las vocaciones, que tiene tanta importancia. Se trata, sobre todo, de la oración cristiana, que se vive en familia, que se refuerza a través de la formación y de los Sacramentos, y que se convierte así en el medio principal por el que llegamos a conocer la voluntad de Dios para nuestra vida.

Cada bautizado necesita crear un clima de oración, un diálogo personal con Dios, que abre el alma a descubrir y acoger la llamada divina. Así resulta posible ese discernimiento vocacional que es ante todo el fruto del diálogo íntimo entre el Señor y sus discípulos. Los jóvenes, si saben rezar, pueden tener confianza de saber qué hacer ante la llamada de Dios.

Las necesidades más profundas de los hombres de hoy surgen a causa de la ausencia de Dios. ¿Cómo será posible que Dios regrese a nuestro mundo? A través de muchos jóvenes sacerdotes, de muchos jóvenes consagrados en la vida religiosa, que se comprometan plenamente a anunciar el Evangelio del Amor de Dios, la presencia de Cristo en el mundo.

Eso será posible si cada hogar, cada parroquia, cada diócesis, promueve ese clima profundo de oración en el cual los corazones se abren sencillamente a Dios y rezan, desde el santuario de la conciencia: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Habla, Señor, que tu siervo escucha (cf. Hch 22,10; 1Sam 3,10).

Autor: P. Fernando Pascual

domingo, 3 de mayo de 2009

XLVI JORNADA MUNDIAL DE ORACIÓN POR LAS VOCACIONES

Tema: « La confianza en la iniciativa de Dios y la respuesta humana»

Venerados Hermanos en el Episcopado y en el Sacerdocio,Queridos hermanos y hermanas.

Con ocasión de la próxima Jornada Mundial de oración por las vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada, que se celebrará el 3 de mayo de 2009, Cuarto Domingo de Pascua, me es grato invitar a todo el pueblo de Dios a reflexionar sobre el tema: La confianza en la iniciativa de Dios y la respuesta humana. Resuena constantemente en la Iglesia la exhortación de Jesús a sus discípulos: «Rogad al dueño de la mies, que envíe obreros a su mies» (Mt 9, 38). ¡Rogad! La apremiante invitación del Señor subraya cómo la oración por las vocaciones ha de ser ininterrumpida y confiada. De hecho, la comunidad cristiana, sólo si efectivamente está animada por la oración, puede «tener mayor fe y esperanza en la iniciativa divina» (Exhort. ap. postsinodal Sacramentum caritatis, 26).
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miércoles, 15 de abril de 2009

Mariana nos cuenta desde Colombia su experiencia como Locutora de Cristro durante la Semana Santa

Estoy agradecida a Dios por el llamado que me ha hecho para consagrarme a Él y hacer de esta misión Paulina un camino de santificación y de salvación para todas las almas por medio de nuestro Señor Jesucristo.

Durante esta misión ha sido una gracia de Dios compartir con Andrea Ruiz (novicia), la hermana Rosalina y la hermana Amparo, aunque no estuvo con nosotras pero si nos acompaño desde casa a través de su oración.

Ha sido una experiencia enriquecedora evangelizar con este medio: la radio, en las emisoras caracol (oxigeno 1110 AM); RCN (radio calidad 1230 AM) y Todelar (radio popular 1080 AM).

Contamos durante este tiempo con la participación de invitados especiales: teólogos, psicólogos, religiosas, sacerdotes, conjuntos de pastorales de la arquidiócesis de Cali.

Una de las cosas que valoro y agradezco es la atención de la arquidiócesis de Cali quienes cuentan siempre con nuestro apostolado, en especial el Padre José Gonzáles y Adriana encarga del departamento de comunicación de la arquidiócesis de Cali, con espíritu Paulino hemos aprovechamos esta oportunidad que nos brindan y así para dar a conocer a Jesús Maestro a través de los medios de comunicación.

domingo, 12 de abril de 2009

Domingo de Resurrección


La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Contempla los lugares donde Cristo se apareció después de Su Resurrección.

El Domingo de Resurrección o de Pascua es la fiesta más importante para todos los católicos, ya que con la Resurrección de Jesús es cuando adquiere sentido toda nuestra religión.

Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo. En la Misa dominical recordamos de una manera especial esta gran alegría. Se enciende el Cirio Pascual que representa la luz de Cristo resucitado y que permanecerá prendido hasta el día de la Ascensión, cuando Jesús sube al Cielo.

La Resurrección de Jesús es un hecho histórico, cuyas pruebas entre otras, son el sepulcro vacío y las numerosas apariciones de Jesucristo a sus apóstoles.


Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte.En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar? Cualquier sufrimiento adquiere sentido con la Resurrección, pues podemos estar seguros de que, después de una corta vida en la tierra, si hemos sido fieles, llegaremos a una vida nueva y eterna, en la que gozaremos de Dios para siempre.

San Pablo nos dice: “Si Cristo no hubiera resucitado, vana seria nuestra fe” (I Corintios 15,14). Si Jesús no hubiera resucitado, sus palabras hubieran quedado en el aire, sus promesas hubieran quedado sin cumplirse y dudaríamos que fuera realmente Dios.


Pero, como Jesús sí resucitó, entonces sabemos que venció a la muerte y al pecado; sabemos que Jesús es Dios, sabemos que nosotros resucitaremos también, sabemos que ganó para nosotros la vida eterna y de esta manera, toda nuestra vida adquiere sentido.

La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes. Debemos tener cara de resucitados, demostrar al mundo nuestra alegría porque Jesús ha vencido a la muerte.


La Resurrección es una luz para los hombres y cada cristiano debe irradiar esa misma luz a todos los hombres haciéndolos partícipes de la alegría de la Resurrección por medio de sus palabras, su testimonio y su trabajo apostólico. Debemos estar verdaderamente alegres por la Resurrección de Jesucristo, nuestro Señor. En este tiempo de Pascua que comienza, debemos aprovechar todas las gracias que Dios nos da para crecer en nuestra fe y ser mejores cristianos. Vivamos con profundidad este tiempo.

Con el Domingo de Resurrección comienza un Tiempo pascual, en el que recordamos el tiempo que Jesús permaneció con los apóstoles antes de subir a los cielos, durante la fiesta de la Ascensión.

Fuente:
www.es.catholic.net

martes, 7 de abril de 2009

La Vigilia-Pascual

La Vigilia Pascual es la celebración más importante del año, la culminación de la Semana Santa y el eje de toda la vida cristiana, hasta el punto de haber sido denominada «madre de todas las vigilias». Sin embargo, todavía está lejos de significar algo importante para nuestro pueblo, que se hace presente, sobre todo, en las procesiones del viernes. Para muchos de nuestros fieles sigue siendo el Viernes Santo el día decisivo. Con todo, la resurrección de Jesús es dato básico de la confesión de fe, comunicación de nueva vida e inauguración de nuevas relaciones con Dios. Según la actual liturgia, el sábado es día de meditación y de reposo, de paz y de descanso, sin misa ni comunión, con el altar desnudo. La Vigilia Pascual más antigua que se conoce es del siglo III. Hacia el año 215, según la Tradición de Hipólito, el bautismo era celebrado, con la eucaristía, en la Vigilia Pascual. Esto se generalizó en el siglo IV. A finales de este siglo algunas Iglesias introdujeron el lucernario pascual, que finalmente se extendió a todas partes. A partir del siglo Xll se comenzó a bendecir el fuego.

Con la noche del sábado se inicia el tercer día del triduo. Según el misal, es noche de vela. Está constituida por una larga celebración de la palabra que acaba con la eucaristía. Se inicia el acto con una hoguera. En un primer momento, puede prenderse un «fuego de campamento», con cantos jubilosos, danza de niños y mayores alrededor del fuego, y quema de cosas que rechazamos: juguetes bélicos, prensa mentirosa, jeringuillas de droga, etc. e empieza la celebración con una monición para dar sentido a todo el acto, que tiene cuatro partes:

a) La liturgia de la luz

Se desarrolla de noche, fuera del templo, en torno al cirio, símbolo de Cristo, al que siguen los bautizados con sus luminarias encendidas. El lucernario, o rito del fuego y de la luz, tiene su origen en la práctica judía y cristiana primitivas de encender una lámpara a la llegada de la noche, junto con una bendición. Los fieles, con los cirios apagados en la mano, son los «exiliados». Con el fuego se enciende el cirio pascual, y con éste se encienden las velas que portan los fieles; de este modo, se entra en procesión en la iglesia, ya preparada y adornada profusamente. El cirio encendido evoca la resurrección de Cristo. Dentro del templo se proclama el pregón pascual, canto de esperanza y de triunfo; su texto debiera ser propio cada año. Dentro del Exultet caben aclamaciones festivas de la asamblea.
b) La liturgia de la palabra

En esta segunda parte se describe la historia de la salvación. Son fundamentales las lecturas del Génesis (creación), Éxodo (liberación de Egipto), Profetas (habrá una nueva liberación) y Evangelio (proclama de la resurrección). Esta parte consta de una introducción catequética y de varias lecturas que narran la historia de la salvación, hasta llegar al evangelio. Se intercalan las lecturas con cantos, oraciones o noticias breves. Proclamada la resurrección, aplaudimos, cantamos festivamente e incluso puede hacerse una danza, repartirse flores y hasta encender bengalas. Todo gravita en torno a la Pascua del Señor.


c) La liturgia del agua

La tercera parte celebra el nuevo nacimiento. Se desarrolla especialmente cuando hay bautismos, sobre todo de adultos. En el caso del bautismo de niños, los padres hacen la petición, el presidente de la comunidad responde, se convoca a los santos en las letanías, se bendice el agua, se exhorta a la profesión de fe y a los compromisos cristianos y se procede al bautismo. Las promesas bautismales se renuevan estando todos de pie, con los cirios encendidos, mediante un diálogo que concluye con la aspersión. Un gran aplauso rubrica el acto sacramental.



d) La liturgia eucarística

La eucaristía es la cumbre de la vigilia. Los recién bautizados participan activamente en la oración universal, procesión de ofrendas y comunión. Tras una monición adecuada, se procede a preparar solemnemente la mesa con flores, cirios y toda clase de ofrendas, en un «ofertorio» en el que pueden intervenir también los niños (cabe incluso una danza a la hora de llevar los dones). La anáfora también debiera ser nueva cada año. Al final de la fiesta, después de la comunión, se acaba con un encuentro festivo, en el que no debe faltar un sencillo ágape en el que participen todos los asistentes. La eucaristía pascual anuncia solemnemente la muerte del Señor y proclama su resurrección en la espera de su venida.


La Eucaristía Pascual

En la eucaristía del Domingo de Resurrección se comenta la experiencia del triduo, y varios participantes del mismo dan testimonio al reconocer que su vida cristiana se ha visto robustecida por estas celebraciones regeneradoras, al modo de unos «ejercicios espirituales» litúrgicos. El acontecimiento pascual, sacramentalmente celebrado en la eucaristía, no se reduce sólo a Cristo y a la Iglesia, sino que tiene relación con el mundo y con la historia. La Eucaristía Pascual es promesa de la Pascua del universo, una vez cumplida la totalidad de la justicia que exige el reino. Todo está llamado a compartir la Pascua del Señor, que, celebrada en comunidad, anticipa la reconciliación con Dios y la fraternidad universal. El día pascual de la resurrección, Jesús comió con los discípulos de Emaús y con los Once en el cenáculo. Son comidas transitorias entre la resurrección y la venida del Espíritu. Estas comidas expresan el perdón a los discípulos y la fe en la resurrección. Enlazan las comidas prepascuales de Jesús con la eucaristía. Denominada «fracción del pan» por Lucas y «cena del Señor» por Pablo, se celebraba al atardecer, a la hora de la comida principal. Había desde el principio un servicio eucarístico (mesa del Señor) y un servicio caritativo (mesa de los pobres). Se festejaba el «primer día de la semana», con un ritmo celosamente guardado. Surge así la celebración del día del Señor (pascua semanal), y poco después la celebración anual de la Pascua.

sábado, 28 de marzo de 2009

Ayuna en esta cuaresma...


Ayuna de palabras hirientes... y transmite palabras bondadosas.

Ayuna de descontento... y llénate de gratitud.

Ayuna de enojos... y llénate de mansedumbre y paciencia.

Ayuna de pesimismo... y llénate de esperanza y optimismo.

Ayuna de preocupaciones... y llénate de confianza en Dios.

Ayuna de quejarte... y llénate de las cosas sencillas de la vida.

Ayuna de presiones... y llénate de oración.

Ayuna de juzgar a otros... y descubre a Jesús que vive en ellos.

Ayuna de tristeza y amargura... y llénate de alegría el corazón.

Ayuna de egoísmo... y llénate de compasión por los demás.

Ayuna de falta de persón... y llénate de actitudes de reconciliación.

Ayuna de palabras... y llénate de silencio y de escuchar a otros.

Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se irá inundando de paz... de amor... de confianza. Amén.

jueves, 19 de marzo de 2009

Vocación de San José

De los escritos de San Bernardino de Siena. Sermo 2, de S. Ioseph: Opera 7, 16. 27-30

"La norma general que regula la concesión de gracias singulares a una criatura racional determinada es la de que, cuando la gracia divina elige a alguien para otorgarle una gracia singular o para ponerle en un estado preferente, le concede todos aquellos carismas que son necesarios para el ministerio que dicha persona ha de desempeñar.

Esta norma se ha verificado de un modo excelente en San José, padre putativo de nuestro Señor Jesucristo y verdadero esposo de la Reina del universo y Señora de los ángeles. José fue elegido por el eterno Padre como protector y custodio fiel de sus principales tesoros, esto es, de su Hijo y de su Esposa, y cumplió su oficio con insobornable fidelidad. Por eso le dice el Señor: «Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor».

Si relacionamos a José con la Iglesia universal de Cristo, ¿no es este el hombre privilegiado y providencial, por medio del cual la entrada de Cristo en el mundo se desarrolló de una manera ordenada y sin escándalos? Si es verdad que la Iglesia entera es deudora a la Virgen Madre por cuyo medio recibió a Cristo, después de María es San José a quien debe un agradecimiento y una veneración singular.

José viene a ser el broche del Antiguo Testamento, broche en el que fructifica la promesa hecha a los Patriarcas y los Profetas. Sólo él poseyó de una manera corporal lo que para ellos había sido mera promesa.

No cabe duda de que Cristo no sólo no se ha desdicho de la familiaridad y respeto que tuvo con él durante su vida mortal como si fuera su padre, sino que la habrá completado y perfeccionado en el cielo.

Por eso, también con razón, se dice más adelante: «Entra en el gozo de tu Señor». Aun cuando el gozo eterno de la bienaventuranza entra en el corazón del hombre, el Señor prefirió decir: «Entra en el gozo», a fin de insinuar místicamente que dicho gozo no es purarnente interior, sino que circunda y absorbe por doquier al bienaventurado, como sumergiéndole en el abismo infinito de Dios.

Acuérdate de nosotros, bienaventurado José, e intercede con tu oración ante aquel que pasaba por hijo tuyo; intercede también por nosotros ante la Virgen, tu Esposa, madre de aquel que con el Padre y el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos. Amén."

domingo, 15 de marzo de 2009

Cuaresma. ¿Aún somos capaces de quedar indiferentes ante todo lo que hemos recibido?

¿Eres de la generación de los rebeldes? Sí. Eres joven y estás orgulloso de ello. Pero, y la rebeldía, ¿por qué? Es verdad que hay muchas cosas que te molestan: te fastidia estudiar, odias las verduras, vives preocupado por el gramo de más que has aumentado; te incomoda la sobreprotección de tus padres, te aburren los mismos juegos, el que te manden a dormir privándote de ir de fiesta… Te hastía que te recomienden qué ver en televisión, a qué páginas acceder, qué carrera elegir, qué decisión tomar… pero dentro tienes buena voluntad. ¿Qué hacer? El periodo cuaresmal se presenta propicio para hacer una pausa y reflexionar hondamente.

Es bueno detenerse un momento. Serenarse. Mirarse al espejo, estar frente a frente contigo mismo. ¿No estarás exagerando? ¿No te estarás doliendo de algo que deberías agradecer?

En la mayor parte del continente africano, y buena parte del americano y el asiático, hay niños a los que el estudio no les pesa pese al calor insoportable, a la falta de material académicoconflictos bélicos y catástrofes naturales. Quieren superarse, ponen los medios y eso les basta.

¿Odias las verduras? A muchos les duele el hambre. Sueñan tan solo con poder saciar su sed. En centenares de campos de refugiados, millones de familias pobres y desheredadas extendidas por todas partes del mundo, ya quisieran tener seguro, tan solo por un día, el plato de verduras o lentejas que nosotros rechazamos. ¿Vives a dieta? Cada segundo mueren de tres a cuatro niños por desnutrición. Mueren a causa de una dieta que no eligieron.

¿Y la sobreprotección de los padres? ¡Qué lástima! Para otros sería una suerte. Millones de niños vienen al mundo sin la oportunidad de conocerlos. Algunos más ya no los tienen: entregaron su vida por ellos protegiéndoles de una bomba, de un disparo, de una mina antihombres, desgastándose en el trabajo para ofrecerles un día sin hambre…

¿Te aburren los mismos juegos? Conozco imágenes de niños que por la mañana se distraen con huesos de animales; por la tarde, con huesos de animales; y, por la noche, con huesos de animales también.

¿No te compraron los zapatos que te gustan? Otros sólo tienen lo que les manda la ayuda humanitaria internacional. Sus zapatos son plásticos de refrescos; sus vestidos, telas viejas y descosidas; su mejor traje, una sonrisa.

¿Te fastidia que te manden a dormir? Ellos no quisieran despertarse nunca. Querrían saber que todo es una pesadilla, un mal sueño, una mala noche…

¿Te fastidia que te recomienden qué programas ver, a qué páginas acceder, qué lecturas hacer, qué carrera elegir…? Millones de seres humanos, millones y millones de niños y niñas, no tienen televisión, no conocen el internet, no saben leer y jamás escucharán qué y cómo es una universidad.

Ellos viven así día tas día, hora tras hora, minuto tras minuto, segundo tras segundo. Y aun así les queda espacio para regalar una sonrisa, un guiño, un gesto de amistad y agradecimiento. De esta manera manifiestan que se sienten dichosos de tener vida.

La cuaresma no es, como muchos creen, un simple e impositivo prohibir. Es un camino. Un pasaje que pide de nosotros donación y ofrecimiento: amor en definitiva. Es imitar a Jesús que sacia a los pobres y que, a la par, se presenta en ellos como necesitado. Y es que «hoy el Señor escucha el grito de las multitudes hambrientas de alegría, de paz y de amor», como recordaba el Papa. Éstas son, además de la miseria material, los otros tipos de penuria que aquejan hoy a buena parte de la humanidad: la pobreza que dice tristeza, que dice desunión, soledad, guerra y falta de afecto.

La cuaresma ha empezado. No estamos lejos de ponernos al día. De encauzar la aparente rebeldía, de caminar al encuentro de Cristo en nuestros prójimos y, a la vez, de acompañar a Cristo a socorrer a nuestros semejantes. De un buen examen, de sabernos depositarios de tantos beneficios, puede emanar una buena decisión que nos indique qué significa en verdad este tiempo de encuentro con uno mismo, con los demás y con Dios. Eres joven, siéntete orgulloso de ello.

domingo, 1 de marzo de 2009

Cuaresma, 40 dias en el gimnasio espiritual

La Cuaresma te ofrece otro gimnasio, también gratis y con una gama variada de aparatos para ejercitarte y fortalecerte espiritualmente.
¿Qué figura podría lograrse después de una cuarentena pasada en el gimnasio? Imaginemos que nuestra devota y asidua compra de nuestro cereal favorito (o cualquier otro artículo de consumo que sea de nuestro agrado) nos otorga, como pago a nuestro constante sacrificio pecuniario, un premio. Sigamos soñando.
Abrimos la envoltura transparente en la que se lee: “Has sido ganador”. Desdoblamos un billetito y encontramos escrito con colores de “léeme a fuerzas” lo siguiente: “Has ganado 40 días gratis de admisión al prestigioso ‘xxxxxx’, gimnasio de los a
tletas, máquina de galanes, forjadora de estrellas. Dispón de todos los aparatos a tu antojo. Recibe lecciones del personal profesional. Baños de vapor y jacuzzes. Todos los días. Cuarenta días, desde las 5.30 de la mañana hasta las 23.00 de la noche. Alimentación incluida”.
Después de soltar un largo “guaaaau”, sin duda que no lo habríamos creído y volveríamos a leer el papelito de la suerte una y otra vez hasta aprenderlo casi de memoria. La interjección de sorpresa puede variar según temperamentos y costumbres, lo que no se pone en duda es que aprovecharíamos la oportunidad del gimnasio gratis para auto-clonarnos en otros Stallone, Van Dame y compañía.

La Cuaresma te ofrece otro gimnasio, también gratis y con una gama variada de aparatos para ejercitarte y fortalecerte. Se trata, desde luego, de un gimnasio espiritual, para poner vigorosa tu alma. Si los rayos-X o los ultrasonidos nos dieran una imagen del alma, seguramente muchos sentiríamos vergüenza de verla tan raquítica, nos daría pena presentarnos tan desnutridos ante los demás... ¿Y no nos importa que así la vea Dios?

El Papa ha escrito, como todos los años, una carta con ciertas orientaciones para que aprovechemos mejor este período de la Cuaresma. Me permito tomar algunos extractos para que cada uno de nosotros pueda trazarse mejor su programa personal para fortalecerse en este gimnasio espiritual que es la Cuaresma.


Lo primero es examinarse, hacerse un “chequeo” para conocer nuestros puntos flacos, dónde nos falta peso, de qué pierna cojeamos... Gran auxiliar para hacer este examen es el Evangelio, hay que ayudarnos de él y confrontar nuestra vida con la de Jesús (nuestro modelo ayer, hoy y siempre).

El ejercicio base que propone el Papa puede resumirse en esta frase: «Hay mayor felicidad en dar que en recibir» (He 20,35). Las oportunidades abundan y las manifestaciones pueden ser muy diversas: ofrecerse a ayudar en casa, dar un consejo a un amigo, dar una ayuda caritativa a una persona necesitada, explicar una lección a quien no comprende, etc.


En el fondo se trata de combatir esa tendencia que es común denominador de todos los hombres y que se llama egoísmo. La solución está en salir de uno mismo y poner al prójimo antes que a uno mismo.

Surgirá una pregunta: pero, ¿cómo voy a amar, a servir a los demás si también son egoístas como yo? El Papa nos recuerda que el Hijo de Dios nos ha amado primero, «siendo nosotros todavía pecadores». Nadie puede decir “yo a éste no lo trato”, pues Cristo bajó del cielo por amor a todos los hombres.En esta Cuaresma podemos hacer mucho, si queremos. Podemos convertirnos, si queremos. Y nos convertiremos si trabajamos junto con Dios y con María, Madre de la Iglesia.

sábado, 14 de febrero de 2009

HIMNO AL AMOR , de San Pablo

“Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.


Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.
Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.



El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad. El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.

Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara.

Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.
En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor”.
1 Corintios 13, 1-13

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Beato Santiago Alberione - Fundador de las Hijas de San Pablo (Paulinas)

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Beato S. Alberione