sábado, 20 de marzo de 2010

Vocación a ser persona

El ser humano sentimos en nosotros mismos un dinamismo que nos orienta, impulsa, dinamiza y conduce a un objetivo. Es la exigencia interna de ser persona. Nos sabemos personas y queremos ser personas. Nuestra naturaleza nos llama y nos reclama ser personas, no objetos, sino ¡personas!

Cada hombre y cada mujer estamos llamados a buscar el sentido de nuestra condición humana en cuanto varón o en cuanto mujer; a ser una experiencia de vida única e intransferible, a vivir nuestra condición humana de manera distinta e irremplazable, a ser igual que otros y ser, al mismo tiempo, originales; esta llamada a ser yo, es una vocación. La vocación humana, la vocación a ser personas.

Estamos llamados a ser y dar lo mejor de nosotros mismos, a desarrollar en plenitud ese germen vocacional con el que nacemos, pues desde el principio Dios nos llamó a ser persona, al crear al hombre y a la mujer.

Esta primera vocación que tenemos en común tiene diferentes aspectos que están estrechamente rela­cionados entre sí: La relación con uno mismo, con los otros y con la trascendencia (con Dios).

La primera llamada que nos hace Dios es a la vida, a existir como seres humanos. La tarea del hombre es construirse como persona, persona que se conoce a si misma, que actúa en libertad, que vive de valores, que tiene una relación positiva con los otros.

La vocación a ser persona se descubre, en primer lugar, dentro de uno mismo, cuando aprendemos a estar en silencio consigo mismo y llegamos a descubrir los propios valores, aspiraciones y posi­bilidades.

También se va descubriendo fuera de uno mismo, al saber "mirar" fuera: sobre todo a las personas de verdad, a su forma de vivir.


Cuando una persona va descubriéndose como vocación, va viviendo en la línea de la persona; y cuando más auténticamente se vive, mejor puede ir descubriéndose como persona.

Es importante que como jóvenes decidamos en que dirección seguir, que tengamos ideales altos, que nos esforcemos por formarnos un carácter que sea fuerte, rico y coherente, que sea libre y responsable y a la vez sensible a los valores verdaderos. Caminar por senderos de la verdad, sinceridad y autenticidad a ejemplo del nuestro Maestro Jesucristo.

Fuente: http://www.pastoraljuvenilmty.org.mx/, parroquiaicm.wordpress.com, http://jesuitasven.blogspot.com

sábado, 13 de marzo de 2010

La parábola del hijo pródigo


Señor, ¡gracias porque nos acoges
cuando somos pecadores y publicanos!

A veces tenemos la tentación de presentarnos ante Ti
sólo si ya hemos encontrado la solución,
sólo si sabemos ya lo que hemos de hacer.

Y allí nos hacemos los que te ruegan para que se haga “Mi” voluntad, más que la Tuya. Danos la confianza en Ti, la familiaridad
que Tú deseas para que sepamos buscarTe siempre,
cuando sepamos ya qué hacer y cuando estemos todavía lejos
de comprender, sin miedos ni temores.

Fuente: Subsidio CEI ‐ Cuaresma 2010

sábado, 6 de marzo de 2010

La Vocación


Como suele suceder,

las cosas más importantes de la vida,

son difíciles de definir


El concepto de vocación se presta a diversas interpretaciones y por tanto puede provocar confusión. Podemos usar la palabra vocación de diferentes formas, en diversos niveles. Existen, por ejemplo, escuelas "vocacionales"; se dice que alguien tiene "mucha vocación" para algún oficio o profesión; si un muchacho se sale del seminario "es que no tenía vocación". Y también hablamos de "vocación matrimonial o religiosa". ¿De qué estamos hablando?

La palabra vocación proviene del latín: vocare, que significa llamado. Sentir una vocación equivale a decir que alguien me está llamando. De otra manera no tiene sentido.

La vocación es una llamada y una gracia; está fuera de nuestras posibilidades el inspirarla y hacerla nacer.
La iniciativa es de Dios. Es una constante en las vocaciones bíblicas y lo repite Jesús: No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os ha elegido. Es necesario orar y trabajar, acoger y dar gracias, aún sólo por una vocación, observar y descubrir.

sábado, 13 de febrero de 2010

Dar alma a la presencia en los nuevos medios

Dar alma a la presencia en los nuevos medios: es la tarea y el desafío que el Papa Benedicto XVI pide no solo al sacerdote sino a todo cristiano, que rema mar adentro en las muchas encrucijadas del ciberespacio. No es suficiente estar presentes en el mundo de la comunicación, es necesario que esa presencia sea una presencia de calidad, porque el testigo debe ser testigo también cuando utiliza las muchas posibilidades de funciones que ofrecerían la posibilidad del anonimato o del camuflaje. Es indispensable ejercitar la caridad de la verdad: es la respuesta a la deuda que Don Alberione – sacerdote con corazón de verdadero apóstol – siente hacia la humanidad de su tiempo y que todo apóstol de hoy debe hacer suya en la cultura de la comunicación...

El mensaje para la Jornada Mundial de las Comunicaciones sociales es muy amplio. El Papa tiene la valentía de no detenerse demasiado en los riesgos – a pesar que para él son muy notables – sino que quiere lanzar al sacerdote y a todo cristiano más allá del umbral, para que entre en esta historia nueva, en el amplio horizonte que se abre a la evangelización, un campo pastoral para tejer relaciones y hacer correr la Palabra de salvación. La red, el ciberspacio que anula toda distancia, puede llegar a ser el espacio profano, antes del templo, para mostrar el rostro de Cristo.

El desafío de la evangelización en los nuevos medios ya está en juego ¿de que manera podemos afrontarlos? En primer lugar en el encuentro personal y comunitario de Cristo: oración y sacramento; después con una seria formación que dé bases teológicas seguras; sin dejar de lado todo lo relacionado con la tecnología. A cada uno le corresponde santificar los medios, ser presencia comunicadora de la verdad cristiana, presencia sanadora.

Los jovenes son los mas entucistastas y mas cercanos a los medios, si cada joven se compromete a ser una presencia de calidad, santificadora y comunicadora del mensaje cristiano un cambio puede lograrse en la red hasta llegar a tener medios comunicadores del mensaje cristiano.

Tomado de la reflexión del Padre Roberto Ponti, ssp

sábado, 6 de febrero de 2010

“Corro hacia la meta…” Preparación a la profesión perpetua

El periodo de preparación a los votos perpetuos ve reunidos a tres grupos de junioras en varios países del mundo: Brasil, Corea y en Roma, el grupo internacional.





Si bien el camino en estos años ha sido diverso para cada una, la meta es común para todas: consagrarse para toda la vida al Señor entre las Hijas de San Pablo.

¡Augurios
y
valor!


“El Señor nos da inmensamente más de lo nosotras le damos a Él” (Ven. Tecla Merlo).



sábado, 30 de enero de 2010

2 de febrero, Fiesta de la Candelaria




¿Cual es el origen de la Jornada Mundial de la Vida Consagrada?

Su origen viene de la celebración litúrgica de la fiesta de la purificación y la presentación del Niño Dios al templo.

En tiempo de Jesús, la ley prescribía en el Levítico que toda mujer debía presentarse en el templo para purificarse a los cuarenta días de haber dado a luz. Si el hijo nacido era varón, debía ser circuncidado a los ocho días y la madre debería permanecer en su casa durante treinta y tres días más, purificándose a través del recogimiento y la oración.

Llegada la fecha, acudía en compañía de su esposo a las puertas del templo para llevar una ofrenda: un cordero y una paloma o tórtola. Con respecto al niño, todo primogénito debía ser consagrado al Señor, en recuerdo de los primogénitos de Egipto que había salvado Dios. Lo mismo hacían con los animales primogénitos.

José y María llevaron a Jesús al templo de Jerusalén. Como eran pobres, llevaron dos palomas blancas. Al entrar al templo, el anciano Simeón, movido por el Espíritu Santo, tomó en brazos a Jesús y lo bendijo diciendo que Él sería la luz que iluminaría a los gentiles. Después, le dijo a María que una espada atravesaría su alma, profetizando los sufrimientos afrontaría.

Fuente: es.catholic.net

sábado, 23 de enero de 2010

VOCACIÓN DE SAN PABLO

En el camino hacia Damasco, a inicios de los años treinta, Saulo, según sus palabras, fue «alcanzado por Cristo Jesús» (Filipenses 3, 12). Mientras Lucas cuenta el hecho con abundancia de detalles -la manera en que la luz del Resucitado le alcanzó, cambiando fundamentalmente toda su vida- en sus cartas él va directamente a lo esencial y habla no sólo de una visión (Cf. 1 Corintios 9,1), sino de una iluminación (Cf. 2 Corintios 4, 6) y sobre todo de una revelación y una vocación en el encuentro con el Resucitado (Cf. Gálatas 1, 15-16).

De hecho, se definirá explícitamente «apóstol por vocación» (Cf. Romanos 1, 1; 1 Corintios 1, 1) o «apóstol por voluntad de Dios» (2 Corintios 1, 1; Efesios 1,1; Colosenses 1, 1), como queriendo subrayar que su conversión no era el resultado de bonitos pensamientos, de reflexiones, sino el fruto de una intervención divina, de una gracia divina imprevisible.

A partir de entonces, todo lo que antes constituía para él un valor se convirtió paradójicamente, según sus palabras, en pérdida y basura (Cf. Filipenses 3, 7-10). Y desde aquel momento puso todas sus energías al servicio exclusivo de Jesucristo y de su Evangelio. Su existencia se convertirá en la de un apóstol que quiere «hacerse todo a todos» (1 Corintios 9,22) sin reservas.

Al igual que Saulo, como Cristianos todos hemos sidos llamados por Cristo en algún momento de nuestras vidas. En la fista de laconversión de San Pablo recordemos esos momentos en los que hemos sentido que Cristo nos alcanza y nos llama.
¿Cual ha sido nuestra respuesta? ¿Cual es nuestra respuesta hoy, en el momento presente?

sábado, 16 de enero de 2010

Niveles y Dimensiones de la Vocación

El hombre ha sido llamado a la existencia para trascender como persona en un dialogo propio de aceptación y de cooperación con todos los llamados a la existencia (vocación humana); así mismo, es convocado en un proyecto de crecimiento en el amor mediante el llamado a la fe en Cristo Jesús (vocación cristiana), y se expresa de forma concreta y específica por la participación en la misión y vida de la Iglesia, para construcción del Reino de Dios (vocación específica).

Primer Nivel: Vocación Humana. Cada hombre es un ser único e irrepetible, llamado por Dios a la existencia en un proceso de maduración que se descubre como persona, lleno de posibilidades y potencialidades, con limitaciones y necesidades. Este proceso se realiza en relación consigo mismo, con Dios, con los demás y el mundo que le rodea.

Segundo Nivel: Vocación Cristiana. El hombre llamado a la vida, descubre además un llamado a la fe, que es adentrarse a la aventura de un Dios que se le revela en su caminar. Por este segundo llamado descubre que Dios es Padre y que le llama por Jesucristo para ser su hijo en una vida de santidad.

Tercer Nivel: Vocación Cristiana Específica. El llamado a la fe implica una adhesión consciente a Cristo, ya que el encuentro con él transforma a la persona, de manera que el ser cristiano no puede darse de forma abstracta o etérea, sino que pide situarse en una forma de ser cristiano concreto: como laico, como consagrado, como misionero o como ministro ordenado. Así, el proceso de madurez humana y cristiana, se desenvuelve en un compromiso gradual dentro de la Iglesia para el mundo.


sábado, 9 de enero de 2010

La Divina Pastora, patrona del pueblo Larense

La historia de la Divina Pastora en Venezuela se remonta al año 1736, fecha en la que el párroco de la población de Santa Rosa le encomendó a un escultor que le hiciera una imagen de la Inmaculada Concepción. Sin saber por qué, la figura que llegó al pueblo fue la de la Divina Pastora y aunque el sacerdote quiso devolverla, no pudieron pues fueron incapaces de cargar el cajón en donde venía la imágen. El pueblo entero dedujo que este extraño hecho indicaba que la efigie religiosa deseaba quedarse en Santa Rosa.En el año 1855 hubo una epidemia de cólera que afectó a Venezuela.

Una gran cantidad de familias de Barquisimeto sufrió graves consecuencias por este mal y ya desesperados le imploraron a esta imagen religiosa que los ayudara. Se cuenta que el sacerdote José Macario Yépez, párroco de la barquisimetana iglesia de la Concepción, se ofreció ante la Virgen a ser la última víctima de la enfermedad.

Algunas historias dicen que seis meses después del ofrecimiento, el sacerdote murió y la epidemia abandona la ciudad; otras, indican que el mismo día de la petición cesó la epidemia.En recuerdo de este milagro, todos los 14 de enero se realiza una procesión en honor a la Divina Pastora. Sale desde la población de Santa Rosa y pasea hasta la Catedral Metropolitana de Barquisimeto. Y desde el 14 de enero y hasta el domingo de ramos (antes de la Semana Santa), la imagen de la Divina Pastora pasea por los templos del estado Lara.

sábado, 2 de enero de 2010

Oración al Niño de Belén

Dulce Niño de Belén, haz que penetremos con toda el alma en este profundo misterio de la Navidad. Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan, a veces con tanta violencia, y que tú solo puedes dar. Ayúdales a conocerse mejor y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre.

Descúbreles también tu hermosura, tu santidad y tu pureza. Despierta en su corazón el amor y la gratitud a tu infinita bondad. Únelos en tu caridad. Y danos a todos tu celeste paz. Amén

Fuente: Preparemos la fiesta. Adviento y Navidad. Editorial Paulinas.

sábado, 26 de diciembre de 2009

La navidad es una verdadera fiesta

Quizás existan pocas palabras como “Navidad”. Ella suele evocar un sin fin de símbolos y emociones ligadas mayormente a la familia. Nos inspira paz, nos motiva a la solidaridad, expresa la certeza del cariño de otros y la esperanza en el porvenir. La apropiación ilegítima que ha hecho el mundo del comercio de la Navidad no ha logrado destruir la sencillez de María, José y el Niño en nuestros hogares; no ha podido robar o ponerle precio a la gratitud, a la alegría y a los deseos de una paz fundada en la ayuda y la estima de los otros.

La Navidad nos descubre el valor sagrado de la vida humana, aquella que asumió Jesús, hasta sus últimas consecuencias. Por ello es preparada con antelación y, como toda fiesta, celebra el más grande don que posee una persona: la vida.

La Navidad se enmarca en un tiempo, pero a la vez le trasciende; si bien es vivida en una época específica, es pregustada y deja huellas a lo largo del año. Rompe nuestra rutina diaria, y ella es expresado mediante diversos gestos: asueto laboral, preparación de adornos y comidas especiales, música apropiada y, frecuentemente, concebida para la ocasión (villancicos, aguinaldos, himnos, gaitas…) y hasta usamos la mejor ropa que tenemos, con frecuencia estrenada para la ocasión.

Esta ruptura con lo cotidiano permite a toda persona encontrarse consigo misma, alejada ya de los rituales creados en lo cotidiano: la verdadera fiesta sucede en lo profundo del ser humano y se refleja en el corazón de su grupo humano, de la comunidad. Lleva a todo hombre y mujer a preguntarse por el sentido de la vida y a responsabilizarse por edificarlo. La fiesta auténtica se vive en el compromiso personal, en la solidaridad con los demás y en la esperanza.

La Navidad es el tiempo donde la espera se hace activa, en la cual la entrega a los demás se convierte en fuente de alegría. Nos descubrimos, entonces, a semejanza del mismo Dios que, por amor, no se ha reservado nada de sí y se nos ha entregado asumiendo nuestra condición, hasta sus últimas consecuencias.

Para reflexionar
a. ¿Qué sucede después que se celebra una fiesta? ¿De qué forma se refuerzan los lazos entre los más cercanos: los familiares, los amigos, los vecinos?

b. Nuestra sociedad ha desvirtuado el sentido de la fiesta, convirtiéndola en algo superficial y pasajero. ¿Cómo ha influido esta realidad en tu preparación a la Navidad?

c. ¿Qué le da verdadero sentido a las celebraciones?

Fuente: Preparemos la fiesta. Adviento y Navidad. Editorial Paulinas.

sábado, 19 de diciembre de 2009

Actitudes que debemos vivir durante el Adviento


La Conversión

Para comprender la invitación del Adviento: “Preparen los caminos del Señor”, es necesario que nos situemos en la historia del pueblo de la Alianza. Israel, hace más o menos veinticinco siglos, como muchos otros pueblos, fue invadido por una potencia extranjera: Babilonia. Esta, a su paso, sembró muerte y desolación. El templo fue destruido; sus símbolos patrios, consumidos por el fuego. La población israelita fue deportada. El pueblo de la Alianza, el pueblo de Dios, se convirtió en pueblo de desplazados, de esclavizados, de exiliados.

En medio de esta terrible experiencia creció la conciencia de Israel sobre sí mismo: descubrió su fragilidad, su obstinación y su pecado. Había vuelto la espalda a Dios, quien lo había sacado de Egipto, y en cambio se había vuelto injusto, opresor e idólatra. El exilio comenzó, entonces, a ser entendido como un llamado a volver a Dios, de quien se había alejado con tales acciones. La oración reavivaba la certeza del amor de Dios, fiel pese al desamor de Israel y alimentaba la alimentaba la esperanza de que Dios no olvidara para siempre a su pueblo. Israel regresaría a la tierra prometida.

Los profetas, antes, durante y después del destierro de Babilonia ayudaron a crecer en esta conciencia de sí al pueblo de Israel. El profeta Isaías invita a vivir este retorno como una vuelta al Señor, preparándole el camino. Allí, todo lo que impida el paso de Dios ha de ser eliminado, de modo que Dios mismo pueda acompañarles en la travesía. Se trata de una compañía anhelada, puesto que es capaz de hacer resurgir la vida desde el corazón del pueblo.

Las personas que acuden a la voz de Juan lo hacen porque, como él, desean ardientemente la venida del Señor. No simplemente para ser buenos o ser mejores. No solo expresan el cambio de vida con un signo del mismo –el Bautismo de inmersión– sino que entran en la dinámica exigente, en el “dar fruto” que testimonia una verdadera conversión”. Se trata de actitudes que nos invitan a salir de nosotros mismos y sentir como propias las necesidades de los demás.


Con otras palabras, San Pablo nos dice que “despertemos del sueño” y aceptemos de corazón esta invitación a la conversión, para acoger la novedad del amor solidario que se nos descubre en el pesebre. El Adviento nos enseña a vivir en el camino de las Bienaventuranzas para hacernos sensibles al don de la humanidad de Dios y abrazar, como él, a sus predilectos: los pequeños, los pacíficos, los luchadores por la justicia, los de corazón puro…

Para reflexionar
¿Qué experiencias personales te han permitido conocerte mejor? ¿Qué cualidades personales y de otras personas has descubierto en los momentos de dificultad?

¿Qué “frutos has de dar para preparar el camino de Dios en tu vida?

Fuente: Preparemos la fiesta. Adviento y Navidad. Editorial Paulinas.

sábado, 12 de diciembre de 2009

Actitudes que debemos vivir durante el Adviento

La oración


La oración nace de la real presencia del Señor y se va acrecentando en la medida en que Él es más cercano. Deseamos su venida porque descubrimos y aceptamos nuestra pequeñez, porque en Él encontramos la vida.


Si seguimos las lecturas de la liturgia de este tiempo, recorremos un camino de mayor conocimiento personal. De esta manera podemos ver cuán distantes están nuestros proyectos de los proyectos de Dios, y lo propensos que estamos a dejarnos llevar por nuestros propios criterios: “Yo, el Señor, te instruyo por tu bien, te marco el camino a seguir. ¡Ojalá hubieras atendido mis mandatos! Tu bienestar sería como un río; tu prosperidad, como las olas del mar”.
Ante tal realidad no quedamos desmoralizados, pues sabemos que podemos confiar en el amor de Dios, que él nos ofrece su mano para comenzar de nuevo: “Nadie invocaba tu Nombre, nadie despertaba de su letargo para unirse a ti, pues tú nos escondías tu rostro y nos entregabas a nuestras maldades. Como todo, Señor, tú eres nuestro Padre, nosotros somos la arcilla y tú el alfarero, somos todos obra de tus manos”.

Ante la cercanía del Señor nos hace sentirnos agradecidos y confiados. ¿Puede haber alguien que no exprese su agradecimiento? La gratitud nos impulsa a dirigirnos a Dios, y alimenta nuestro espíritu de oración: “El Señor está cerca. Que nada los angustie; al contrario, en cualquier situación presenten sus deseos a Dios orando, suplicando y dando gracias”.

La oración en este tiempo nos ayudará a hacer de nuestra preparación a la Navidad un camino interior, personal, más allá de los gestos y preparativos externos, pues la verdadera fiesta ocurre justo allí, en el interior del ser humano.

Para reflexionar
¿Qué espacio estoy dando a la oración en este tiempo? ¿Por qué es importante orar en Adviento?

¿Qué espacios para la oración ofrece el hogar o comunidad en la que vives? ¿Sabemos aprovechar de alguna manera estos espacios?
Fuente: Preparemos las fiesta. Adviento y navidad. Editorial Paulinas.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Actitudes que debemos vivir durante el Adviento

La alegría...!

La alegría es un elemento presente en estas fechas: dondequiera sentimos un ambiente dispuesto a la risa, a la paz, al consenso, a la dicha. Y “sentir la alegría en el ambiente” nos hace sentir nostalgia y desear, para todos los que nos rodean, una alegría verdadera y permanente. La experiencia colectiva de alegría es motivo de fiesta y nos ayuda a construir una comunidad donde la vida sea lo que se celebre. Fomentar la alegría nos estimula a la valoración de nosotros mismos y de los demás por lo que somos, no por lo que tenemos. Refuerza nuestra autoestima y el reconocimiento de los demás. Reafirma nuestro gusto por el solo hecho de existir. Hace más profunda y sólida la esperanza.

La venida del Señor es un hecho que sabemos cierto. Por eso, suscita en los cristianos una alegría profunda e incontenible. Las palabras de los Profetas que leemos en estos días hablan del estallido gozoso y fecundo que significa la presencia del Señor. Y lo expresan con imágenes hermosas, cargadas de vitalidad, refrescantes, tomadas de la naturaleza: “Saltarán de alegría el desierto y la tierra reseca; la llanura se regocijará y florecerá…”.

La presencia del Señor no deja de traer consecuencias: “Fortalezcan las manos débiles, robustezcan las rodillas vacilantes; digan a los cobardes: ¡Ánimo, no teman!... Se despegarán los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos se abrirán, saltará el cojo como un ciervo, la lengua del mudo cantará”. Tal liberación es razón y causa de dicha: “Llegarán a Sión entre gritos de júbilo; una alegría eterna iluminará su rostro, gozo y alegría los acompañarán, la tristeza y el llanto se alejarán”.

Cuando perdemos la esperanza, la espera está más cargada de pesadumbre que de gozo. A veces, las cosas no van como quisiéramos… existen elementos de la realidad que se nos escapan de las manos y nos impactan con crudeza. Pero la alegría cristiana es diferente. Ésta no parte en una ilusión optimista que pretende un mundo perfecto o que, al menos, las cosas vayan tan bien como se desea. Nace, más bien, en la certeza que da la fe de que no estamos solos, aún cuando enfrentamos dificultades y sufrimientos. Dios es el “con – padeciente”, es decir: el que vive con nosotros la vida y no nos abandona, aunque pareciera estar ausente. La redención es una realidad porque, aún cuando el mal nos toque, su herida no tendrá la última palabra sobre nosotros. Ésta es una de las proclamas del Adviento.

Reflexionemos:
  • ¿Qué cosas, acontecimientos, personas, son motivo de alegría para ti, para tu familia y para la comunidad a la que perteneces?
  • En este Adviento, ¿Qué puedes hacer para que en otras personas crezcan la alegría?

Fuente: Preparemos la fiesta. Adviento y Navidad

. Editorial Paulinas.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Vivir el Adviento

¡Despierta tú que duermes!

La palabra “adviento” viene del latín adventus, y significa llegada. El adviento es el tiempo que, como jovenes cristianos, debemos emplear para preparar la celebración de la espera del Señor, no solo como preparación a la Navidad. En el Adviento meditamos la venida del Señor, glorificado al final de los tiempos, a la vez que paso a paso nos vamos acercando a aquello que constituye el sentido propio de la preparación: la celebración de la venida del Señor en la carne, recordada cada año como comienzo del año litúrgico.

Toda fiesta verdadera es preparada con antelación: cuidamos los detalles, se crea en torno a la fiesta un ambiente particular… La Navidad también necesita las condiciones propias de un ambiente festivo, cultivando actitudes que hacen posible la expresión del Evangelio: la esperanza, la alegría, la oración constante y profunda, el aprendizaje de la paciencia y la conversión, como preparación del “camino” del Señor.

La esperanza que de manera particular debe alimentar el clima del Adviento nos invita ante todo a vivirla “aquí y ahora”, en lo que nos sucede diariamente, en la vida personal y delante de las dificultades del mundo. Ella nace de una realidad: no estamos satisfechos, queremos algo más.

Hay jovenes que no esperan nada de la vida: sienten que lo tienen todo, y que la vida no tiene nada más para dales. Otras al contrario sienten que la vida les ha defraudado, y tienen miedo de soñar y construir otra vida, otra realidad para sí y para los demás. A veces es más fácil cerrar los ojos, “dormirse”, para no sentir lo que la vida les ofrece, por temor a ser heridos y defraudados nuevamente.

El grito del Adviento: “Despierta, tú que duermes”, es una invitación a salir del letargo de nuestros días. Nos impulsa a soñar otra realidad posible, más allá de nuestro dolor y del sufrimiento del mundo, para construirla activamente, haciendo posible que la hora anunciada de encuentro con Dios sea una realidad. El Adviento expresa ese deseo de llegar a la plenitud, es decir, a Dios mismo. Por eso, la Iglesia expresa su súplica expectante con las palabras del Apocalipsis: “Marana–thá: Ven, Señor Jesús”.

Reflexionemos retomando las palabras de Ef. 5,14: “Despierta, tú que duermes”.
  • ¿En qué sentido puedes decir que estás “dormido”? ¿A qué necesitas “despertar” para que tu vida recobre la esperanza? ¿Eres un joven "dormido"? ¿Un joven sin esperanza?
  • ¿Qué gestos de vida descubres en tu familia, en tu comunidad, en la sociedad, en tu círculo de amigos que brinden motivos de esperanza?
  • ¿Tienes miedo de soñar, porque te has sentido defraudado?

Fuente: Preparemos la fiesta. Adviento y Navidad. Editorial Paulinas.

martes, 24 de noviembre de 2009

Beato Santiago Alberione

Nació el 4 de abril de 1884 en san Lorenzo di Fossano (Italia). De familia profundamente cristiana y laboriosa, aprendió a vivir una fe robusta, junto con una austera capacidad de trabajo.

A los 16 años ingresó en el seminario de Alba. La noche del 31 de diciembre de 1900, estando en adoración ante la Eucaristía, recibió una luz especial, que le hizo comprender los signos de los tiempos; a partir de entonces se sintió profundamente obligado a servir a la Iglesia y a los hombres del nuevo siglo.

Fruto de esa llamada sería el nacimiento de la Sociedad de San Pablo, en 1914, a la que seguirían otras cuatro congregaciones femeninas, cuatro institutos seculares y diversas asociaciones.

Todas estas instituciones, que constituyen la Familia Paulina, están estrechamente unidas entre sí por el mismo ideal de santidad y apostolado, que consiste en vivir y dar a Cristo Maestro, camino, verdad y vida, a los hombres de hoy, usando los modernos instrumentos de la comunicación social.

El 26 de noviembre de 1971, a los 87 años de edad, el p. Alberione pasó de este mundo al Padre con el consuelo de haber recibido, momentos antes de su muerte, la visita de Pablo VI.

Ha sido beatificado recientemente por el Papa Juan Pablo II: el 27 de abril de 2003, en la Plaza de San Pedro de Roma. Su fiesta se celebra el 26 de noviembre.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Vitaminas para el trabajo


La escultura, el escultor y la piedra

Junto a un templo se hallaba una gran piedra de mármol, apoyada en una pared...

Un poco más allá había una hermosa escultura, también de mármol, con la figura de Jesucristo clavado en la cruz. Era un bello monumento al que todos en el pueblo le rendían homenaje, desde el más humilde hasta el más poderoso... La piedra de mármol sentía envidia de la escultura y le rogó a un artista: "Llévame a tu taller y haz de mí una gran obra... No le temo al dolor... Pero no quiero volver a la montaña".

El escultor le aseguró que haría de ella una muy bella obra de arte, con las formas del hombre, las alas de los Ángeles y una inspiración sublime. Y se llevó la piedra a su taller, donde comenzó a trabajarla...
Dos meses más tarde, la piedra le suplicaba al escultor: "Llévame a la montaña o abandóname en la casa de un mendigo, pero el martillo, el cincel y el buril me hieren tanto que no soporto más este tormento".

Y el artista le respondió: "No dejes que la cólera te enceguezca; sé prudente y aprende a sufrir, pues nadie llega dolor a un templo". "Siempre se sufre un poco antes de alcanzar la gloria".
Fuente: Vitaminas diarias para el Espíritu. Humberto A. Agudelo C. Editorial Paulinas

domingo, 1 de noviembre de 2009

Intimo con Martín Valverde


El día sabado 24 de octubre un nuyrido grupo de jovenes, niños, adultos, familias, nos dimos cita en el colegio San Francisco de Sales para presenciar luego de varios años de ausencia del concierto del cantautor costarricense Martín Valverde.

El Grupo JESED fue el encargado de realizar la antesala al concierto de mas de 2 horsa con que nos deleitó Matín Valverde y su banda.

Canciones conocidas como Diario de María, Mi niño especial, Sigue, Cuando te rindes, entre otras formaron parte del repertorio, asi como nuevos temas de su ultima producción musical, entre ellos el tema Paradoja.

La gira de Martin Valverde continuó por varias ciudades de venezuela, entre ellas Barquisimeto, Maracaibo, Trujillo.

Damos gracisa a Dios por permitirnos compartir en comunidad cristiana momentos de encuentro con Dios a traves de la música.

jueves, 22 de octubre de 2009

Beato Timoteo Giaccardo

El Beato Timoteo Giaccardo nació en Nazole (Cúneo-Italia), el 13 de junio de 1896; fue bautizado el mismo día con el nombre José Domingo.

Siendo muy joven, se encontró con el padre Santiago Alberione y entró en el seminario de Alba. Eran sensible a las nuevas necesidades de los tiempos y abierto a los modernos medios pastorales de evangelización. Con el consentimiento del obispo, en 1917 pasó del seminario a la naciente Sociedad de san Pablo. Como director de los primeros muchachos fue llamado “Maestro”, y así permaneció como guía y formador de los jóvenes. Fue el primer sacerdote paulino. En enero de 1926, por su gran amor al Papa, fue enviado a Roma para dar inicio a la primera casa de la Congregación en Roma.
En 1936 regresó a Alba como Superior de la casa madre. Vicario General de la Sociedad de San Pablo, colaborador fidelísimo del Fundador, se entregó sin descanso a la naciente Familia Paulina, elevándola a una profunda vida interior y a sus apostolados específicos.

Su vida es un ejemplo actual. Nos enseña cómo se puede alcanzar la más profunda vida espiritual con la más intensa vida apostólica. Ofreció su vida para que fuera reconocida en la Iglesia la Congregación de las Pías Discípulas del Divino Maestro. El señor aceptó la ofrenda.

Murió el 24 de enero de 1948, vigilia de la fiesta de la conversión de San Pablo. Sus restos mortales se encuentran en Roma en la cripta del santuario de la Virgen “Reina de los Apóstoles”, en la casa fundada por él. Fue beatificado por Juan Pablo II, en Roma, el 22 de octubre de 1989.

La Familia Paulina debe mucho, y en todos los aspectos, al maestro Giaccardo. Había comprendido la necesidad, las condiciones y la eficacia del Apostolado de la prensa en sus diversas formas… Ofreció su vida por la Familia Paulina y pasó al descanso eterno llorado por todos y dejando un recuerdo profundo de su vida ejemplar, por eso que en la Familia Paulina, se da una providencia amplísima de gracias porque el padre Timoteo Giaccardo, en la sociedad de San Pablo, halló esta amplia providencia de medios de gracia, de dones, tanto para el espíritu como para el apostolado y cuanto es necesario a la vida y a nuestra actividad. Y para que el ejemplo del beato Timoteo Giaccardo, que “se derramó en el corazón de cuantos se le acercaron”, permanezca vivo y presente en cada sacerdote paulino, de modo que cada uno le imite en la fidelidad a la vocación paulina y al ardor apostólico, igual para la Familia Paulina.

Fuente: JUPAFOR

viernes, 9 de octubre de 2009

Sínodo de los obispos de Africa (4 al 25 de octubre 2009)

La Iglesia en Africa al servicio de la reconciliación, de la justicia y de la paz.


"La Asamblea Sinodal debería hacer escuchar el grito de los pobres, de las minorías, de las mujeres ofendidas en su dignidad, de los marginados, de los trabajadores mal pagados, de los refugiados, de los migrantes, de los prisioneros". Instrumentum Laboris n.62

Para preparar de la Cumbre Sinodal que se abre en estos momentos, Benedicto XVI ha invitado a los fieles africanos a pronunciar la Oración de la Beata Virgen María, Nuestra Señora de África, por el buen principio y un final exitoso de las labores sinodales. Es la primera vez que el Santo Padre propone una oración con tal finalidad, confirma la secretaría general del Sínodo. Ésta ya se ha rezado en todas las Iglesias particulares, en las parroquias, en los institutos de vida consagrada y en todas las comunidades del continente africano. Ahora, la oración coral de los fieles no dejará de aportar valiosos frutos de comunión, además del apoyo espiritual a la tarea apostólica de los Padres sinodales, volviéndose fuente de abundantes bendiciones en las actividades de la II Asamblea Especial para África del Sínodo de los Obispos. Publicamos íntegramente la oración propuesta por el Papa.

Santa María, Madre de Dios, Protectora de África, tú has dado al mundo la luz verdadera, Jesucristo. Por tu obediencia al Padre y por la gracia del Espíritu Santo, nos has dado la fuente de nuestra reconciliación y de nuestra justicia, Jesucristo, nuestra paz y nuestro gozo.

Madre de ternura y de sabiduría, muéstranos a Jesús, tu Hijo e Hijo de Dios, ayúdanos en nuestro camino de conversión para que Jesús haga brillar su Gloria sobre nosotros en todos los aspectos de nuestra vida personal, familiar y social.

Madre, llena de misericordia y de justicia, por tu docilidad al Espíritu Consolador alcánzanos la gracia de ser testigos del Señor Resucitado, para que seamos cada vez más la sal de la tierra y la luz del mundo.

Madre del Perpetuo Socorro, confiamos a tu maternal intercesión la preparación y los frutos del Segundo Sínodo para África. ¡Reina de la Paz, ruega por nosotros! ¡Nuestra Señora de África, ruega por nosotros!

Una página exclusivamente para tí...

Una página exclusivamente para tí...
clica en la foto

Cómo ser Paulina

entra en Paulinas.org.ve

Beato Santiago Alberione - Fundador de las Hijas de San Pablo (Paulinas)

Beato Santiago Alberione - Fundador de las Hijas de San Pablo (Paulinas)
Beato S. Alberione