sábado, 18 de junio de 2011

San José, modelo de padre

Bendito seas San José, porque escuchaste la voz de Dios que te decía:

“No temas recibir a María como esposa, porque ha engendrado a mi hijo Jesús (Mt 1,20).

Tú como hombre de fe aceptaste con amor y esperanza la misión de cuidar, criar, proteger al mismo Dios-con-nosotros (Mt 1,23).

Corriste el riesgo de la persecución, el destierro. Trabajaste con tus manos y enseñaste al mismo Hijo de Dios a trabajar con sus manos, dignificando así el trabajo humano.

Con amor y generosidad acompañaste al adolescente Jesús.

Tú enseñaste a los padres de hoy a decir: Señor dame hijos capaces de vencer el temor, de ser seguros de sí mismos, decididos frente a los retos y a afrontar el futuro con optimismo.

Dales un corazón fuerte para amar y servir a sus hermanos, para poner su conocimiento al servicio de los demás.

Dales un espíritu y un corazón nuevo, que les permita ser generosos y optimistas. Dame a mí como papá la capacidad de poder escucharlos, comprenderlos y amarlos.

Que podamos sentarnos padres e hijos para mostrarte nuestra fidelidad y cariño. Haz que en la mesa familiar tengamos tu Palabra de vida, como fuerza y motor de nuestra existencia para sembrar el amor, el respeto, la unión entre los hijos.

Dame Señor, como padre, la sabiduría, la entereza, el valor y la fuerza de ser como San José, un esposo fiel, un padre sincero, ejemplo para mis hijos.

Que nunca Señor se defrauden de mí. Dame serenidad para cuidarlos y protegerlos, para enseñarles el camino de la madurez en la vida.

Que seamos mensajeros de paz y de reconciliación, porque buscando encontramos en tí la fuerza del amor y del perdón.

Que siempre tenga la sonrisa y la palabra adecuada para mi esposa y mis hijos para que haga en mí realidad tu ternura, tu compasión y misericordia, que nos abra como familia a esa gran familia humana para compartir con los demás.

Amén

Fray Héctor Herrera, o.p

sábado, 11 de junio de 2011

Frutos 12 del Espítiru Santo


Los frutos del Espíritu son perfecciones que forma en nosotros el Espíritu Santo como primicias de la gloria eterna. La tradición de la Iglesia enumera doce: caridad, gozo, paz, paciencia, longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fidelidad, modestia, continencia, castidad’ (Ga 5,22-23, vg.).

Naturaleza de los frutos Espíritu Santo y la santificación:

Al principio nos cuesta mucho ejercer las virtudes. Pero si perseveramos dóciles al Espíritu Santo, Su acción en nosotros hará cada vez mas fácil ejercerlas, hasta que se llegan a ejercer con gusto. Las virtudes serán entonces inspiradas por el Espíritu Santo y se llaman frutos del Espíritu Santo.

Cuando el alma, con fervor y dócil a la acción del Espíritu Santo, se ejercita en la práctica de las virtudes, va adquiriendo facilidad en ello. Ya no se sienten las repugnancias que se sentían al principio. Ya no es preciso combatir ni hacerse violencia. Se hace con gusto lo que antes se hacía con sacrificio.

Les sucede a las virtudes lo mismo que a los árboles: los frutos de éstos, cuando están maduros, ya no son agrios, sino dulces y de agradable sabor. Lo mismo los actos de las virtudes, cuando han llegado a su madurez, se hacen con agrado y se les encuentra un gusto delicioso. Entonces estos actos de virtud inspirados por el Espíritu Santo se llaman frutos del Espíritu Santo, y ciertas virtudes los producen con tal perfección y tal suavidad que se los llama bienaventuranzas, porque hacen que Dios posea al alma planamente.

La Felicidad
Cuanto más se apodera Dios de un alma más la santifica; y cuanto más santa sea, más feliz es.
Seremos mas felices a medida que nuestra naturaleza va siendo curada de su corrupción. Entonces se poseen las virtudes como naturalmente.

Los que buscan la perfección por el camino de prácticas y actos metódicos, sin abandonarse enteramente a la dirección del Espíritu Santo, no alcanzarán nunca esta dulzura. Por eso sienten siempre dificultades y repugnancias: combaten continuamente y a veces son vencidos y cometen faltas. En cambio, los que, orientados por el Espíritu Santo, van por el camino del simple recogimiento, practican el bien con un fervor y una alegría digna del Espíritu Santo, y sin lucha, obtienen gloriosas victorias, o si es necesario luchar, lo hacen con gusto. De lo que se sigue, que las almas tibias tienen doble dificultad en la práctica de la virtud que las fervorosas que se entregan de buena gana y sin reserva. Porque éstas tienen la alegría del Espíritu Santo que todo se lo hace fácil, y aquéllas tienen pasiones que combatir y sienten las debilidades de la naturaleza que impiden las dulzuras de la virtud y hacen los actos difíciles e imperfectos.

La comunión frecuente perfecciona las virtudes y abre el corazón para recibir los frutos del Espíritu Santo porque nuestro Señor, al unir su Cuerpo al nuestro y su Alma a la nuestra, quema y consume en nosotros las semillas de los vicios y nos comunica poco a poco sus divinas perfecciones, según nuestra disposición y como le dejemos obrar. Por ejemplo: encuentra en nosotros el recuerdo de un disgusto, que aunque ya pasó, ha dejado en nuestro espíritu y en nuestro corazón una impresión, que queda como simiente de pesar y cuyos efectos sentimos en muchas ocasiones. ¿Qué hace nuestro Señor? Borra el recuerdo y la imagen de ese descontento, destruye la impresión que se había grabado en nuestras potencias y ahoga completamente esta semilla de pecados, poniendo en su lugar los frutos de caridad, de gozo, de paz y de paciencia. Arranca de la misma manera las raíces de cólera, de intemperancia y de los demás defectos, comunicándonos las virtudes y sus frutos.

Fuente: www.corazones.org

sábado, 4 de junio de 2011

Encuentro de Vocacionistas

Circunscripciones que paricipan:
Argentina-Uruguay-Paraguay; Colombia-Ecuador;
Perú-Bolivia; Venezuela-Pto. Rico-Rep. Dominicana


Con mucha alegría, entusiasmo y esperanza; iniciamos hoy 1 de Junio de 2011 el Encuentro Latinoamericano de Vocacionistas: “Habitadas por la Palabra trazamos senderos de esperanza”, en la comunidad de El Hatillo, Caracas.

Por Venezuela-Pto. Rico-Rep. Dominicana: Hna. Milagros Miranda, delegada, Hna. Elizabeth Vargas, Hna. Yenny Martínez, Hna. Maury Ibarra
Por la Provincia Argentina-Paraguay-Uruguay: Hna. Raquel Romero
Por la Provincia Colombia-Ecuador: Hna. Carmen Alicia Villarreal
Por la Delegación Perú–Bolivia: Hna. Jessica Mostasero, Hna. María Paz Hoyos

La Hna. Carmen Alicia presentó la contextualización del Encuentro haciendo memoria del camino recorrido como congregación en la rediseñación de nuestras provincias y delegaciones; enfatizando el trabajo de la pastoral Vocacional. Recalcó una de las líneas de acción para la Pastoral Vocacional surgidas en el Intercapítulo 2011: “Fundar la Pastoral Vocacional sobre la Palabra de Dios, la Eucaristía y el testimonio gozoso de una vida totalmente entregada.

Activar nuevas iniciativas vocacionales y consolidar las ya iniciadas: utilizar tecnologías, formar a las jóvenes a los media, promover el contacto con las comunidades de inmigrantes y con los universitarios; dando a conocer nuestro carisma a los sacerdotes”.

A continuación nos dio una cálida bienvenida la Hna. Elizabeth Vargas en nombre de Hna. Milagros Miranda.

Después de dos dinámicas de integración y conocimiento, tuvimos una hora de Adoración en torno al pasaje de la samaritana, con el cual relacionamos nuestras vidas de vocacionistas.

Por la tarde presentamos la realidad vocacional de cada una de las circunscripciones, donde hemos visto la riqueza y variedad de las diferentes experiencias, los empeños múltiples y la creatividad en la Pastoral Vocacional.

La Eucaristía fue presidida por el Regional de los Paulinos, que recalcó sobre la importancia de la Pastoral Vocacional como dimensión fundamental en la vida de la Iglesia y de nuestras Congregaciones.

Cerramos la jornada con un animado espacio cultural; momento en el que intercambiamos algunos típicos presentes.

Les pedimos que nos sigan acompañando en estos días para que encontremos caminos acertados en esta tarea vocacional.

Hna. Elizabeth Vargas

sábado, 28 de mayo de 2011

Encuentro vocacional

El domingo 15 de mayo en la librería Paulinas de la ciudad de Barquisimeto tuvo lugar un encuentro con jóvenes provenientes de diferentes parroquias de la zona en nuestro salón de la Librería, en le cual participaron 8 jóvenes. Luego de una oración invocando la asistencia del Espíritu Santo, se dio inicio al encuentro. El tema desarrollado fue “La Historia de la Salvación, una historia como la mía”, el cual se desarrollo en dos partes.


La primera fue motivada con un dinámica llamada “la máquina del tiempo”, a través de la cual se les hizo tomar conciencia a las jóvenes que las cosas importantes de nuestra historia no pueden ser contadas de cualquier manera; que no es tan fácil recordar en tan poco tiempo, y que los hechos no ocurrieron por una sucesión casual sino que están entrelazados… LO QUE NOS PASÓ TIENE SENTIDO Y MÁS AÚN… UN SENTIDO EN OTRA HISTORIA… LA HISTORIA DE SALVACIÓN.


Seguidamente se les invitó a las jóvenes a encontrarse con la Historia de Salvación en la Palabra de Dios y en la propia vida a partir de algunas pistas. Partiendo del reconocimiento de que Dios se manifiesta de muchas maneras: a través de acontecimientos, de circunstancias, de personas…, de gestos, de actitudes… de mil maneras con las cuales Dios nos hace percibir su presencia… pero hay una que tiene ventaja por sobre todas las demás… la más objetiva, la más segura… y la más obvia: Su Palabra. Enseguida se inició un recorrido por algunos libros descubriendo que en La Biblia no hay historias aburridas, hay vida… está mi vida… tu vida… nuestra vida. Pasando la vista por los acontecimientos más resaltantes narrados en el libro del Génesis, Éxodo, el período monárquico, los profetas y en los salmos, descubrimos conjuntamente como están presentes en la historia del Pueblo de Dios y en mi historia dichos acontecimientos de conversión, liberación, desierto, tentación, caídas y vuelta a caminar, clamando y agradeciendo la intervención maravillosa de Dios, en mi historia personal, y en la historia del pueblo de Dios.


En la segunda parte se realizó un video foro con la película: “Crónicas de Narnia: el león, la bruja y el ropero”, trabajando de manera muy sencilla algunos aspectos de la vocación, observando como se representa en forma de una alegoría cristiana que la eterna lucha del bien y del mal.



En la película nos encontramos con la historia de cuatro hermanos que se ven inmersos sin haberlo pedido ni deseado en Narnia, un mundo dominado por la bruja Jadis, donde reina el frío tanto por fuera como por dentro de los corazones. Ni Peter, Edmund, Susan ni Lucy pueden sospechar que son esperados como héroes y salvadores, pues hay una profecía dice que “dos hijos de Adán y dos hijas de Eva derrotarán la Bruja Blanca”. Ellos no son héroes ni lo quieren ser. Sin embargo se verán atrapados por la vida de Narnia hasta tal punto que no podrán eludir implicarse en la gran batalla contra la Bruja Blanca.


La misión no será fácil. Por ello los cuatro hermanos irán descubriendo que es algo que tiene que llevarse a cabo en grupo. Todos son importantes y todos tienen algo que aportar; en la persona de Edmund descubrimos la lucha interior que todo hombre tiene entre el bien y el mal. Será el propio Aslan quien les dará la última lección, una lección fundamental para tener éxito en la misión: el servicio total, la entrega de la propia vida para salvar a un traidor (Edmund).


Al final con una ronda preguntas y respuestas, trabajamos los diferentes aspectos de la vocación como la llamada o el proyecto que Dios para cada una, la misión que Dios nos encomienda, la fuerza del grupo y la comunidad, la lucha contra el mal, las dificultades (dudas, desiertos, tentaciones, etc…) y con que imágenes aparecían representados en la película.


Hna. Maury Ibarra

sábado, 21 de mayo de 2011

«No temas, te he llamado por nombre, tú eres mía...» (Is 43,1-5).

Me llamo Olga y soy la primera Hija de San Pablo de Mozambique. Nací en Maputo en 1964, soy la primogénita de diez hijos e hijas. Mi padre José, sastre y mi madre María Massango, dueña de casa. No obstante la pobreza, mis padres no nos han hecho faltar lo necesario para vivir dignamente y recibir una buena educación escolástica y cristiana.

Mozambique se independizó en 1975, y en 1977 adoptó la ideología marxista. Muchos creyentes dejaron de asistir a la iglesia a causa de la persecución religiosa y un discreto número de misioneros se vio obligado a abandonar el país. La Iglesia de Mozambique, sin embargo, no obstante la persecución, ha buscado nuevas formas de acercarse al pueblo y animarlo en la fe.

En 1983 las Hijas de San Pablo se trasladaron de Beira, donde llegaron en 1967, a Maputo ya que a causa del cierre de la librería, no podían ejercer su misión en esa ciudad. En esta ocasión por primera vez escuché hablar del apostolado paulino. El año sucesivo, la revista Sinal publicaba la vida de Don Santiago Alberione en ocasión del centenario de su nacimiento. Me sentí identificada con el joven Alberione que había intuido que si la gente no va a la iglesia, la iglesia debe ir a la gente.

Como él he sentido la necesidad de «hacer la caridad de la verdad» a todos. Frecuentaba habitualmente la librería paulina y cada vez observaba en silencio a las hermanas y a las jóvenes que las ayudaban; un día me regalaron un folleto que presentaba su misión.

Al término de los estudios comencé a trabajar en la Facultad de Veterinaria como colaboradora en un Proyecto de investigación de la FAO. El ambiente era agradable, la dirección tenía confianza en mí, mi futuro se presentaba rico de perspectivas. Pero el acompañamiento de mi párroco me ha ayudado a discernir el llamado del Señor y a elegir con valentía mi vida religiosa según el carisma de Don Alberione. Sentía que éste era el camino para ser signo de fe y esperanza en Mozambique.

Pero todo debía realizarse ocultamente. Si hubieran descubierto mi intención de ser religiosa, me habrían enrolado inmediatamente para el servicio militar obligatorio o habría recibido alguna otra punición. Así hice todo mi camino de discernimiento vocacional en secreto, pero con el pleno apoyo de mi familia.

Finalmente, en la tarde del 4 de febrero de 1985, el párroco me acompañó a la casa de las Hijas de San Pablo y, después de un período de prueba, fui acogida en la comunidad el 20 de julio. Ha sido un período muy lindo, en el que he experimentado lo que significa “comunidad formativa”. Estábamos en los inicios de todo, y tuve la alegría de ver crecer la comunidad, las actividades apostólicas, la formación...

A pesar de estar en guerra en aquellos años, viví la alegría de dedicarme al apostolado en la librería y en la pastoral vocacional. Poco a poco fueron llegando las primeras vocaciones y el Maestro me hizo experimentar mucha consolación: sólo Él conoce el tiempo y las gracias que necesitamos.

Después de la formación teológica, pude trabajar en la realización del proyecto Biblia Africana. Actualmente estoy terminando el año de formación sobre el carisma, realizado en Roma a nivel de Familia Paulina. Vivo este nuevo regalo del Señor con gratitud, haciendo continua memoria de las muchas hermanas de diversas nacionalidades con las que compartí mi vida durante estos veinte años de vida paulina pasados en los diversos servicios (librería, editorial, vocacionista, superiora y formadora de las aspirantes, postulantes y juniores).

Al final de esta experiencia, si Dios quiere seré inserida en la nueva Delegación de África Austral, de la que Mozambique es parte junto a Sudáfrica. Iniciará así otra nueva aventura de fe y de renovada confianza en el Señor que guía mi historia y me ama con amor eterno.

Gracias a todas las superioras que me han ofrecido tantas oportunidades para crecer en el amor a la vocación paulina. Gracias a todas las hermanas y a las jóvenes que con su ejemplo me enseñaron cómo “ser Iglesia” en una comunidad que anuncia el Evangelio a todos en la cultura de la comunicación.

Olga Josè Massango, fsp
Fuente: www.paoline.org

sábado, 14 de mayo de 2011

MENSAJE DEL PAPA BENEDICTO XVI PARA LA XLVIII JORNADA MUNDIAL

Queridos hermanos y hermanas

La XLVIII Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones que se celebrará el 15 de mayo de 2011, cuarto Domingo de Pascua, nos invita a reflexionar sobre el tema: «Proponer las vocaciones en la Iglesia local». Hace setenta años, el Venerable Pío XII instituyó la Obra Pontificia para las Vocaciones Sacerdotales. A continuación, animadas por sacerdotes y laicos, obras semejantes fueron fundadas por Obispos en muchas diócesis como respuesta a la invitación del Buen Pastor, quien, «al ver a las gentes se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor», y dijo: «La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies» (Mt 9, 36-38).

El arte de promover y de cuidar las vocaciones encuentra un luminoso punto de referencia en las páginas del Evangelio en las que Jesús llama a sus discípulos a seguirle y los educa con amor y esmero. El modo en el que Jesús llamó a sus más estrechos colaboradores para anunciar el Reino de Dios ha de ser objeto particular de nuestra atención (cf. Lc 10,9). En primer lugar, aparece claramente que el primer acto ha sido la oración por ellos: antes de llamarlos, Jesús pasó la noche a solas, en oración y en la escucha de la voluntad del Padre (cf. Lc 6, 12), en una elevación interior por encima de las cosas ordinarias. La vocación de los discípulos nace precisamente en el coloquio íntimo de Jesús con el Padre. Las vocaciones al ministerio sacerdotal y a la vida consagrada son primordialmente fruto de un constante contacto con el Dios vivo y de una insistente oración que se eleva al «Señor de la mies» tanto en las comunidades parroquiales, como en las familias cristianas y en los cenáculos vocacionales.


Hermanas de Jesús Buen Pastor

"Las Pastorcitas serán las hermanas, las madres, las maestras, las catequistas, las consoladoras de todo dolor, un rayo de luz y de sol benéfico y continuo en la parroquia. Son entre todas las hermanas las que más reflejan la vida pública del Salvador, las que más sienten que comparten su ministerio de Pastor..."

Fundadas por el padre Alberione el 7 de octubre de 1938 y aprobadas definitivamente por la Santa Sede el 29 de junio de 1959.

Las hermanas de Jesús Buen Pastor (Pastorcitas) en reciprocidad y comunión de responsabilidad con los pastores y todo el pueblo de Dios, son llamadas sobre todo a animar la pastoral de la Iglesia local.Presentes en 14, naciones las Pastorcitas "ejercen su apostolado en contacto directo con las almas y las familias" de las parroquias, en las cuales están insertas.

Presencia de las pastorcitas en la Familia Paulina:

La Congregación puede decirse, es la concreción de un carisma y, en este caso, del carisma paulino en su dimensión parroquial. Las Hermanas se constituyen en animadoras de la pastoral, según el espíritu paulino, se entregan con generosa apertura a los valores que reclama el apostolado de hoy, así como a todo lo que resulta bueno, útil y eficaz para el logro de la evangelización.

sábado, 7 de mayo de 2011

Combatir el terrorismo exige combatir sus causas (Juan Pablo II)

La necesaria justicia a los marginados

Responder al terrorismo, afirmó el Papa, exige «tomar nuevas y creativas iniciativas políticas, diplomáticas, y económicas orientadas a acabar con las situaciones escandalosas de grave justicia, opresión y marginación, que siguen oprimiendo a innumerables miembros de la familia humana».

«La Historia, de hecho, muestra que el reclutamiento de terroristas se logra más fácilmente en áreas en las que los derechos humanos son violados y en los que la injusticia forma parte de la vida cotidiana».

Pero es un crimen

«Esto no quiere decir que las desigualdades y abusos que existen en el mundo justifiquen los actos terroristas –advirtió el pontífice–: no puede haber, desde luego, justificación alguna para la violencia y el desprecio de la vida humana».

Por este motivo, no dudó en calificar a los actos terroristas como «auténtico crimen contra la humanidad».

«De todos modos –añadió–, la comunidad internacional no puede seguir dejando de subrayar las causas que llevan especialmente a jóvenes a perder la esperanza en la humanidad, en la vida misma y en el futuro, y a caer en la tentación de la violencia, el odio, y en el deseo de venganza a todo coste».

Conversión de los corazones

Por este motivo, recordó que convocó en enero del 2002 en Asís el encuentro de líderes religiosos con el objetivo de ratificar la cooperación «entre hombres y mujeres de buena voluntad de todo lugar en la construcción de un futuro de paz».

«En definitiva –aclaró–, la esperanza por un mundo mejor depende de una conversión de corazones y de una renovación espiritual de las sociedades», afirmó el obispo de Roma.

«La construcción de esta cultura global de solidaridad es quizás la tarea moral más grandes que debe afrontar hoy la humanidad», aseguró.

Se imponen modelos nefastos

Este es un desafío particularmente importante para los países occidentales, concluyó, donde los valores cristianos son cuestionados en estos momentos por «modelos culturales alternativos».

Estos modelos, aclaró, «se arraigan en un individualismo exagerado que lleva con frecuencia a la indiferencia, al hedonismo, al consumismo, y al materialismo práctico, que puede erosionar e incluso subvertir los cimientos de la vida social».


Castel Gandolfo.8 septiembre 2002
Fuente:
www.fluvium.org

sábado, 30 de abril de 2011

Juan Pablo II habla de su vocación

Sacerdote

"Después de la muerte de mi padre, ocurrida en febrero de 1941, poco a poco fui tomando conciencia de mi verdadero camino. Yo trabajaba en la fábrica y, en la medida en que lo permitía el terror de la ocupación, cultivaba mi afición a las letras y al arte dramático. Mi vocación sacerdotal tomó cuerpo en medio de todo esto, como un hecho interior de una transparencia indiscutible y absoluta. Al año siguiente, en otoño, sabía que había sido llamado. Veía claramente lo que debía abandonar y el objetivo que debía alcanzar sin volver la vista atrás. Sería sacerdote". ("Del temor a la esperanza", Solviga, 1993, p. 34).

Obispo
"Al oír las palabras del primado anunciándome la decisión de la Sede Apostólica, dije: ‘Eminencia, soy demasiado joven, acabo de cumplir los treinta y ocho años...’

"Pero el primado replicó: ‘Esta es una imperfección de la que pronto se librará. Le ruego que no se oponga a la voluntad del Santo Padre’.

"Entonces añadí solo una palabra: ‘Acepto’. ‘Pues vamos a comer’, concluyó el Primado (...)

"Sucesor de los Apóstoles. (...) Yo –un ‘sucesor’– pensaba con gran humildad en los Apóstoles de Cristo y en aquella larga e ininterrumpida cadena de obispos que, mediante la imposición de las manos, habían transmitido a sus sucesores la participación en la misión apostólica". ("¡Levantaos! ¡Vamos!", Plaza y Janés, 2004, pp. 22 y 26).

Papa

"Creo que no fui yo el único sorprendido aquel día por la votación del Cónclave. Pero Dios nos concede los medios para realizar aquello que nos manda y que parece humanamente imposible. Es el secreto de la vocación. Toda vocación cambia nuestros proyectos, al proponernos otro distinto, y asombra ver hasta qué extremo Dios nos ayuda interiormente, cómo nos conecta a una nueva ‘longitud de onda’, cómo nos prepara para entrar en este nuevo proyecto y hacerlo nuestro, viendo en él, simplemente, la voluntad del Padre y acatándola. A pesar de nuestra debilidad y de nuestras opiniones personales.

viernes, 22 de abril de 2011

Viernes Santo, liturgia del día

Este día recordamos la Pasión de Nuestro Señor: su aprehensión, los interrogatorios de Herodes y Pilato; la flagelación, la coronación de espinas y la crucifixión.

Liturgia.
Durante la mañana o al mediodía se celebran los tradicionales Via Crucis.
El Viernes y Sábado en la mañana se omite por completo la celebración de la Misa. El altar debe estar desnudo por completo.

Alrededor de las tres de la tarde, se celebra la Pasión del Señor, la sagrada comunión se distribuye solamente dentro de esta celebración. Los ornamentos requeridos para la celebración son color rojo.

La celebración de la Pasión tiene tres momentos:
1. Liturgia de la Palabra:
Lecturas de la Pasión de Jesucristo nuestro salvador y sacerdote eterno y universal por su Pasión Redentora, y la oración universal de los fieles con las intenciones establecidas como respuesta a esa Palabra. La lectura Evangélica todos los años es la misma, del Evangelio según San Juan.

2. Adoración de la Cruz: para compartir con Cristo este momento tan trascendente. La Cruz es el paso para el triunfo, se adora y venera con alegría y amor, pues en ella está nuestra salvación. "El que quiera ser mi discípulo tome su cruz y sígame".

3. Comunión: Se completa la vivencia de la Cena Pascual y su continuación en el "Monumento" que se puesto desde el día anterior (Jueves Santo).

Al final todos se retiran en silencio.

Por la noche, en algunos lugares se acostumbra realizar la Procesión del Silencio.




Fuente: www.vivelasemanasanta.com

jueves, 21 de abril de 2011

Jueves Santo, fiesta de institución del sacerdocio

La dignidad del sacerdocio católico
(por San Alfonso María de Ligorio)

San Ignacio, el mártir, dice que el sacerdocio es la cumbre de todas las dignidades que puedan existir en este mundo. Y san Efrén subraya: ”Es un milagro admirable la inconmensurable dignidad sacerdotal”. Bartolomé Caneo escribe apoyándose en San Agustín:”Oh sacerdote de Dios. Si contemplas lo alto del cielo, más elevado eres tú… si contemplas la sublimidad de los señores terrenos, más sublime eres tu; sólo eres inferior a tu Creador”.


San Crisóstomo, recordando las palabras de Jesús:”Quién los escucha a ustedes, me escucha a mí”, escribe:”Quien honra al sacerdote, honra a Cristo y quien injuria al sacerdote a Cristo injuria”. Los sacerdotes son los dispensadores de las gracias divinas, son colaboradores de Dios. Por eso declara San Máximo de Torino que el juicio del cielo está sometido a la voluntad del sacerdote porque ”el señor obedece al siervo y todo lo que aquel indica aquí abajo, lo cumple aquel arriba”, se atreve escribir San Juan Crisóstomo.

Si bajase el redentor mismo a su Iglesia y se sentara en el confesionario para perdonar los pecados diría Jesús:”Yo te absuelvo”, y si estuviese sentado un sacerdote en el confesionario al lado también diría”:Yo te absuelvo”, y ambos penitentes serían perdonados de la misma manera”. ¡Qué honor sería si el jefe de gobierno le diese a alguien el poder de sacar de la cárcel a quien quiera! Pero más grande es el privilegio y el poder que el Padre le ha dado a Cristo y este a los sacerdotes de liberar a las almas del poder del infierno como dice san Crisóstomo:”Todo juicio del cielo les ha sido entregado”.

Por eso podemos comprender que San Ambrosio afirma sin dudar:”No hay en este mundo nada que sea más elevado.” O para utilizar las palabras de San Bernardo:” A ustedes los sacerdotes el Señor los ha puesto por encima de reyes y emperadores, encima de los mismos ángeles”. Continúa diciendo San Pedro Damiani:” Los ángeles están al lado de los que ellos guardan y esperan la palabra del sacerdote; ni uno de ellos tiene el poder de atar o desatar”. Se cuenta una historia de los tiempos de San Francisco de Sales. Éste había ordenado sacerdote a un joven clérigo. El santo había observado antes cómo llegado a la puerta el joven solía siempre pararse como quien cede el paso a alguien.

Después de la ordenación vio que ya no cedía al paso. San Francisco le preguntó al joven sacerdote al respecto y éste le respondió:”Tengo el privilegio de ver continuamente a mi ángel de la guarda. Este siempre caminaba a mi derecha y delante de mí. Pero después de mi ordenación sacerdotal el ángel camina a mi izquierda y ya no quiere pasar delante de mí por la puerta”. Algo similar enseña San Francisco de Asís: “Si veo al mismo tiempo a un sacerdote y a un ángel, saludaría primero al sacerdote y luego al ángel.”

Muchos santos se animan hasta a decir que el poder del sacerdote es mayor que el de la Virgen María. San Bernardino de Siena escribe:”Bendita Virgen María, no quiero hablar en contra tuyo; perdóname, si digo: el Señor ha elevado al sacerdocio más que a ti porque el sacerdote puede llamarte a estar presente en este mundo en la consagración cuantas veces quiere mientras que tú tenias que esperar que se haga la voluntad de Dios”.

lunes, 18 de abril de 2011

Semana Santa año tras año

La Semana Santa nos hace sentir el aliento divino. En ella están compactadas grandes verdades de la fe, como la Pasión, Muerte y Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, cuyo relato nos estremece al proclamarlo dentro de la liturgia. En la austeridad de esos días, quienes podemos celebrarlos bien, sentimos la belleza de una teología narrativa, cuyo simbolismo ilumina muchas realidades del drama humano de la vida. A la par del relato de los sufrimientos de Cristo, vemos iluminarse, como en un primer plano, todos los demás dolores que sigue padeciendo la humanidad entera.

Desde el Domingo de Ramos hasta el de Pascua, se nos hace una eternidad la relectura de aquellos escenarios vividos por Cristo. Es intenso descifrar su contenido y aplicarlo a la realidad, ya sea en el microcosmos de nuestras propias historias personales o en el macrocosmo de la gran Historia por la que transita la humanidad actual.

Si ponemos ante nuestros ojos aquellos personajes, son impresionantes su peso y las consecuencias de su acción. Parecen ignorar la trascendencia de lo que está pasando, aunque ya estuvo escrito en muchas profecías.

Allí están representados distintos poderes, civiles y religiosos, locales y extranjeros, con sus propios intereses, y a vistas de un pueblo que se deja manipular por los que entienden bien la psicología de las masas y las conducen, con un falso liderazgo, hacia el mal. Allí están también los buenos, más vulnerables que nunca, aplastados por las fuerzas sutiles del mal. ¿Con cuál de ellos nos identificamos?, ¿a quién nos pareceremos más? Sin embargo, somos también los creyentes de la religión en la que muchas veces Dios, de los males, saca bienes. Año tras año, la Semana Santa es la oportunidad de recordarlo. ¿No tenía el Mesías que padecer todo eso para entrar en su gloria? (Lucas 24, 26).

La verdad es que la Resurrección acaba iluminando todo el misterio del dolor y del sufrimiento. No podemos llorar y sufrir como los que no tienen fe. Para nosotros, el misterio del mal en el mundo, al lado de todas las teorías que se puedan seguir planteando, tiene una fisura por la que se le puede vencer y no es otra que la voluntad de vencer al mal a fuerza de bien. Nos lo enseñó Jesús; por eso, tantas veces, acabamos dando las gracias de haber sufrido.

Autor: Padre Roberto Fernández

domingo, 10 de abril de 2011

Creemos en el Dios de la Vida

¿Quién no ha experimentado la muerte? Como pascua personal a todos nos tocará en un momento u otro. Pero como experiencia ajena, todos la hemos sentido. Cercana o lejana. En un familiar o un amigo. En los desastres naturales o las guerras que nos traen todos los días los medios de comunicación.

La muerte como realidad que nos pilla de improviso, de sopetón o como proceso lento que nos afecta a nosotros mismos cuando vemos que los años o la enfermedad nos van acortando las fuerzas y limitando la vida. La muerte está ahí. Siempre presente. Por mucho que nuestra cultura nos haga vivir la ilusión del ser siempre jóvenes, fuertes y guapos.

Por mucho que nos empeñemos en cuidar la salud a base de una buena alimentación, de hacer deporte y de seguir todos los consejos que los médicos puedan imaginar. Todo es por agarrarnos a la vida. A esta vida, que nos parece que es lo único que tenemos. Aunque notemos que, como la arena de la playa, se nos escapa de entre los dedos de la mano sin que podamos hacer nada ni sepamos a ciencia cierta cuánta arena nos queda entre los dedos.

Recuerdo ahora el chiste del sacerdote que atiende a un moribundo con palabras de consuelo: “Mira, hijo, tienes que tener confianza porque vas a ir a la casa del Padre.” Y el moribundo le responde: “Dirá usted lo que quiera, pero como en la casa de uno en ningún sitio.” Es un chiste pero refleja muy bien ese apego a la vida que todos tenemos.

No podía ser de otra manera porque es el mayor don que tenemos y los creyentes estamos convencidos de que es un regalo que hemos recibido de Dios.

Ante la muerte y la vida

En Cuaresma, tiempo de encuentro con nuestra realidad más honda, no podía faltar un momento de hacer presente ante nuestros ojos la muerte y, por tanto, la vida. Y, como creyentes, poner esas realidades en relación con Dios, en presencia de Dios.

Comprometidos con la vida de todos

Todavía estamos aquí, ciertamente. Todavía estamos envueltos por la muerte, que amenaza continuamente nuestras vidas. Pero la fe nos hace mirar más allá, nos ofrece una perspectiva más amplia. Nos hace vivir en la confianza y en la esperanza.

Al relacionarnos con la vida, en todas sus formas, sabemos que no está llamada a disolverse, a desaparecer, sino a llegar a su plenitud en Dios. Decir esto, creer esto, no nos puede dejar en una situación de pasividad. Nos sentiremos comprometidos a cuidar la vida, a defenderla, a promoverla, a devolverla su dignidad allá donde se haya perdido.

Recordemos a la madre Teresa de Calcuta cuando abrió aquella casa para acoger a los moribundos que estaban tirados por las calles. No pretendía devolverles la vida pero sí que murieran con la dignidad que merece una persona, un hijo de Dios.

Desde esta perspectiva, creer en el Dios de la Vida nos llevará a defender la justicia, a promover la fraternidad, a amar a los que nos rodean, a cuidarnos unos a otros, porque todos somos don de Dios. En nosotros vive hoy el Espíritu de Dios. Él nos vivifica y nos hace compartir esa vida con todos. No hay enfermedad que acabe con la muerte. Para Dios no hay ningún caso perdido. La casa de Dios es mi casa, nuestra casa, la verdadera casa y la verdadera familia a la que estamos llamados a pertenecer. En tanto que estamos aquí, de paso, estamos comprometidos a caminar juntos, a no perder a nadie. Porque todos somos familia de Dios. Y a todos nos espera Dios en la meta.

Autor: Fernando Torres Pérez cmf

Fuente:www.ciudadredonda.org

sábado, 2 de abril de 2011

Experiencia vocacional de Santiago Alberione

En Abundantes divitiæ el autor enumera, entre los “momentos de mayor gracia”: «primero, la vocación sacerdotal; segundo, la particular orientación de la vida…». Se trata de dos momentos sucesivos de una misma historia vocacional. La “particular” orientación se remonta, como sabemos, a la noche de luz entre el 1900 y el 1901; pero la primera vocación data de un decenio antes, el año escolástico 1890-1891, cuando el pequeño Santiago tenía seis años. «[La maestra Cardona] le interrogó en segundo lugar;reflexionó un poco, luego se sintió iluminado y respondió resuelto, ante la extrañeza de los alumnos: “Quiero ser cura”. Ella le animó y ayudó mucho. Era la primera luz clara; antes había sentido en el fondo del alma cierta tendencia, pero oscuramente…» (AD 9). 17Aquí tenemos en pocos rasgos los trazos esenciales de una vocación claramente percibida: desde los oscuros indicios en la primera infancia, a la luz y la resolución de los seis años (!), y luego el ánimo, la ayuda, el acompañamiento delicado en los años sucesivos.

Años que conocerán crisis devastadoras, como la de los “años turbulentos” de la adolescencia. Para comprender su importancia es necesario leer al trasluz las páginas del “diario” juvenil, que podemos considerar como las Confesiones del joven Alberione. Ahí leemos expresiones dramáticas (cf. SC 10; 93; 94; 101), debidas en parte a la literatura del tiempo pero significativas de un tormento no desdeñable.

Pero, tras la crisis, llega la gran luz carismática de los dieciséis años, en la que el futuro fundador ve indicada “la orientación especial” de su camino para la vida. En esa luz él comprende en perspectiva la verdadera naturaleza de su sacerdocio y las motivaciones y líneas esenciales de la propia misión (cf. AD 13-17).

Así que el P. Alberione experimentó en diez años, de 1890 a 1900, el misterio de la propia vocación como una llamada en dos etapas, una doble gracia: la llamada infantil al sacerdocio y la indicación más circunstanciada y definitiva de su misión específica.De tal vocación nunca dudó, no obstante la crisis; más aún, ésta le sirvió para verificar su autenticidad y para ratificar el modo de superar las dificultades vocacionales: con la absoluta desconfianza de sí y la total confianza en los guías que Dios le puso al lado.Reconsiderando más tarde las propias experiencias juveniles, el P. Alberione concluía: «Todo le sirvió de aprendizaje» (AD 90). Y particularmente en la promoción de las vocaciones («Ya sacerdote, tuve una treintena de sermones para incentivar las ayudas a las vocaciones misioneras»: SP nov. de 1947) y sobre todo en el cuidado vocacional de los jóvenes que el Señor le confió.

domingo, 27 de marzo de 2011

Una carta desde Japón de una misionera católica en el sentido de la palabra

Hoy es 16 de Marzo, y el terremoto que asoló la costa este de Japón ocurrió el 11. Sin embargo, los daños sufridos desde entonces no sólo se conocen mejor sino que van en aumento, especialmente con las explosiones los incendios y las fugas radioactivas de las centrales nucleares de Fukushima. Me piden que cuente “desde dentro” de la Vida Religiosa y Japón cómo estamos viviendo esta tragedia para la que adjetivos como dantesca o apocalíptica no son bastante expresivos. Aunque, ¿qué puedo decir?…

Vivo en la provincia de Chiba pero lejos de la costa y a varios cientos de kilómetros de la zona más devastada. Aquí sufrimos el terremoto (el más fuerte experimentado por mí en los más de 30 años de misionera en Japón) y sufrimos algunas de sus consecuencias… pero son poca cosa si lo comparamos con lo que vemos en TV. Verdaderamente no sé qué decir…

Así que entro en Internet, en la página de la Iglesia católica, para informarme. La Diócesis de Sendai que es la que ha sufrido todo el peso de esta catástrofe cuenta que algunas de sus iglesias han sufrido derrumbamientos y desperfectos… pero son pocas. Una religiosa de esa zona informa que todas las Hermanas de las 13 Congregaciones femeninas repartidas en 31 casas están bien. El Obispado nos dice que un misionero canadiense ha muerto de un ataque al corazón provocado por el seísmo.

La Diócesis vecina, Saitama, también informa de desperfectos en sus iglesias, y de algunos fieles que han tenido que dejar sus casas y utilizar los refugios.En Tokyo una parroquia ofrece ayuda psicológica y espiritual para hacer frente al stress de estos momentos. Eso es todo.

Sigo escribiendo, pero a mano. Ha comenzado un apagón eléctrico que durará tres horas. Están programados y repartidos por zonas para paliar de alguna manera la falta de energía provocada por los accidentes en las centrales eléctricas. Por las calles transitan menos coches ya que no se puede comprar gasolina. Los trenes también funcionan bajo mínimos. En los supermercados las estanterías están vacías… y la gente, toda, lo acepta sin quejas ni estridencias… es nuestro modo de solidarizarnos con los que están sufriendo mucho más que nosotras.

Vuelvo a mis pensamientos sobre la Iglesia y la vida religiosa en Japón tan minoritaria ¿qué hace en estos momentos?… ¿Cómo afronta la tragedia?… la únicas imágenes que acuden a mi mente son la de la sal y la levadura… en medio de todos, sencillamente, viviendo y sufriendo juntos. Pienso en esta Iglesia y esta vida religiosa que es la mía mientras veo por la ventana el pequeño campo de juegos del Jardín de infancia que regentamos.

Mañana es la ceremonia de fin de curso y las profesoras están alineando sillas y poniendo flores para organizar un salón de actos al aire libre, ya que el edificio se resquebrajó con el temblor y es peligroso usarlo. Todas trabajan uniendo esfuerzos para volver lo antes posible a la normalidad… Imagino que también las tres universidades, diez colegios de enseñanza secundaria y tantos parvularios de las Congregaciones Religiosas y las parroquias en la Diócesis de Sendai, estarán igualmente uniendo esfuerzos, trabajando juntos, católicos y no católicos, Hermanas y laicos, dando lo mejor de sí mismos… porque el Reino de Dios es de todos y entre todos nos vamos acercando a él.No somos los protagonistas… la Administración, las múltiples ONGs, las asociaciones de vecinos… funcionan perfectamente, están muy bien organizadas… lo que nosotras podemos hacer es colaborar con ellos como una ciudadana más, como un grupo más.

La Vida Religiosa por aquí no tiene poder… desde abajo, como todos, con todos, va aprendiendo y enseñando, dando y recibiendo… compartiendo. Esta es la imagen de Iglesia y de la Vida Religiosa que también ahora, en medio de la tragedia, sigue válida.

Somos vecinos de la gente, sin más privilegio que esa luz de esperanza que la fe pone en nuestro corazón. Decía ayer por Televisión una señora: “lo he perdido absolutamente todo. Sólo me queda la vida… pero tal vez hubiera sido mejor perderla también” ¡Si pudiéramos estar cerca de estos agujeros de desesperación callada para dar la mano! … Esa es nuestra humilde misión: optar por la vida, acompañar esperanzadamente. En cada parroquia, en cada comunidad, estar con las puertas abiertas, ofrecer, esperar… el anuncio del Evangelio en Asia se hace no a gritos sino en susurro… como se dijo hace bastante tiempo.

Y ahora, tal vez ni eso… ahora es tiempo de silencio respetuoso, dolorido.. para acompañar el sufrimiento que nos rodea.

Hermana Celia Fernández. Misioneras de Cristo Jesús, desde Chiba ken. Nagareyama.


domingo, 13 de marzo de 2011

Dejarse la piel


Todos damos por hecho frases como: "el que algo quiere algo le cuesta", o que "hay que dar lo mejor de sí por lo que buscas".

Lo que más nos debería importar es ser uno mismo, ¿verdad?

Pues la Cuaresma es una invitación a descubrirse, a quitarse capas, cáscaras y hacer salir lo mejor de sí, depurando lo peor de cada uno.

Ser uno mismo merece el riesgo de "dejarse la piel". La cuaresma exige cambio y los cambios no nos gustan.

Pero es la única manera de ir al centro de ti mismo, a la raíz de todo y descubrir que eres amado desde lo más íntimo de ti.

Una vez que hayas descubierto eso, no te quedará más que ser tú msimo y dar MUCHO FRUTO.

sábado, 5 de marzo de 2011

Cuaresma 2011. Miercoles de ceniza 9 de Marzo

¿Por qué la cuaresma?. ¡Qué absurdo! Si te fijas, los hombres estamos continuamente con el Yo en la boca: que si me han dicho, si siempre tengo que hacerlo yo, si me tienen manía, si era mío o para mí, que si yo he metido el gol, si yo le dije y entonces .... si me apetece a mí, qué pensarán de mí, ... y mil frases más que conjugan con distintos verbos el Yo, a Mí, Mío.

El miércoles de ceniza, la Iglesia nos recuerda: polvo eres y en polvo te convertirás. ¿Sabes qué quiere decir eso? Dios creó el cuerpo de Adán de la tierra, y nuestro cuerpo volverá a ser tierra con la muerte. Y nuestra alma volverá a Dios:

a) Si es una persona que ha amado a Dios se quedará disfrutando de Dios ya para siempre.

b) Y si es una persona que ha amado el YO, lo MÍO y el A MI no podrá estar en el Cielo porque allí sólo pueden ir los que han querido y quieren a Dios; y éstos también ya para siempre.

Por eso empieza así la Cuaresma: tenemos que ir amando a Dios y olvidando -matando- el Yo. Es tiempo para recordar que mi cuerpo se convertirá en polvo; recordar que tengo que cuidar la vida de mi alma; pedir más perdón por mis pecados; prepararme para recibir la salvación y el amor de Jesús que conmemoramos en la Semana Santa.

Dile a la Virgen que te gustaría vivir la Cuaresma como Ella quiere que lo hagas. Y pídele que te recuerde y te ayude a hacer con cariño este rato de oración estos 40 días. Le darás una alegría a Jesús. Se lo merece.

ORACIÓN

No me mueve, mi Dios, para quererteel cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temidopara dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor; muéveme el verte
clavado en la Cruz y escarnecido.

Muéveme ver tu cuerpo tan herido
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, de tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
pues aunque lo que espero no esperara,
lo mismo que te quiero te quisiera.

domingo, 27 de febrero de 2011

Hemos llegado al término de nuestro camino intercapitular

Hemos llegado al término de nuestro camino intercapitular, donde hemos sentido viva entre nosotras la presencia de Maestra Tecla, no sólo por haber celebrado el aniversario de su muerte y el de su nacimiento, sino porque ella es para nosotras modelo por excelencia de vida, de pasión apostólica y de estilo de gobierno.

Comienza un tiempo de animación para la implicación de toda la congregación, pero sobre todo, el tiempo de la concretización de las orientaciones y de las prioridades que han surgido de esta Asamblea».

El trabajo de dar vida a lo que el Espíritu ha llevado a maduración en el Intercapítulo, pasa hoy a manos de cada una de nosotras, en este particular momento histórico en el que nos preparamos a celebrar el centenario de la Familia Paulina y de nuestro Instituto. Sigamos unidas en la oración y en la escucha de la Palabra para hacer “estallar” su fuerza transformadora en nuestra vida, en las comunidades y en la misión.

Rediseñar la vida espiritual

1. Hacer “estallar” la fuerza transformadora de la Palabra que habita en nosotras y abre senderos de esperanza. Para tal fin, en el proyecto personal y comunitario privilegiar la asiduidad, la escucha, el estudio, la confrontación y la condivisión de la Palabra según el método verdad, camino y vida.

Rediseñar la pastoral vocacional


1. Fundar la pastoral vocacional sobre la Palabra de Dios, la Eucaristía, y el testimonio gozoso de una vida totalmente entregada. Activar nuevas iniciativas vocacionales y consolidar las ya iniciadas: utilizar las nuevas tecnologías, formar a los jóvenes a los media, promover el contacto con las comunidades de inmigrantes y con los universitarios, dar a conocer nuestro carisma a los sacerdotes.

Rediseñar la relación autoridad-obediencia

1. Seguir dando prioridad al valor de la relación autoridad-obediencia. Como estrategia privilegiar la escucha profunda de la Palabra, para vivir la configuración a Cristo obediente (cf. DF 39-40), y valorizar el estudio de las Constituciones, sobre todo los artículos dedicados a la obediencia y al gobierno.

2. Organizar, a nivel de circunscripción, iniciativas de formación para las superioras y todas las hermanas sobre el tema de la obediencia y de la autoridad, para vivir con renovada conciencia un estilo relacional que abra a la comunión, a ejemplo de la Primera Maestra Tecla.

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Beato Santiago Alberione - Fundador de las Hijas de San Pablo (Paulinas)

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Beato S. Alberione